viernes, 26 de abril de 2013

Triste Aniversario


PRIMER AÑO DEL DECRETO QUE INSTAURA LA EXCLUSIÓN SANITARIA Y EL COPAGO

PRIMER AÑO DEL DECRETO QUE INSTAURA LA EXCLUSIÓN SANITARIA Y EL COPAGO
Vivimos estos días el triste primer aniversario del Real Decreto Ley 16/2012 cuya entrada en vigor supuso una auténtica contrarreforma sanitaria que, como ya hemos señalado en otras ocasiones, además de sanitariamente perjudicial para la ciudadanía e ilegítimo es, también y ante todo, inhumano, injusto e injustificable. Porque supone el desmantelamiento efectivo del Sistema Nacional de Salud tal y como lo conocíamos en nuestro país hasta entonces, esto es, universal, gratuito en el acto sanitario, financiado por los impuestos y gestionado por las Administraciones Públicas, que garantiza la atención a todos los ciudadanos sin distinguirlos entre asegurados, no asegurados, beneficiarios o excluidos del mismo.


(Texto publicado en la web de la Fundación Sistema. )


martes, 23 de abril de 2013

Los ataques a médicos y centros sanitarios (CDI) en Venezuela son atentados contra la Ayuda Humanitaria Internacional



… y como tal deben ser perseguidos según el Derecho Internacional Humanitario y las diferentes Convenciones de Ginebra.


















Tras las elecciones Presidenciales del 14 de Abril en Venezuela, cuyo resultado no ha sido reconocido por el principal candidato opositor y tras los llamamientos de este a sus seguidores a manifestar la protesta en la calle, grupos de personas han asediado y destruido diversos Centros de Diagnóstico Integral construidos por el gobierno bolivariano, donde se brinda atención de salud a personas humildes que nunca disfrutaron de la misma, a la vez que han atacado a personal de la salud, muchos de ellos médicos cubanos, que trabajan para esa población en virtud de los acuerdos de cooperación entre ambos países. Esta colaboración es, por lo tanto y estrictamente, Ayuda Humanitaria Internacional pues se desarrolla para asegurar un derecho humano fundamental, el de la salud, a una población en situación extrema de exclusión de cualquier sistema de atención. Este escenario, junto con el configurado por los efectos en la población de los desastres naturales, la violencia y las epidemias justifica la prestación de Ayuda Humanitaria, quedando definido por estas circunstancias claramente los espacios naturales de este tipo de intervención.

Como en otros casos conocidos, se trata de atentados que no buscan sólo causar daño a los cooperantes y a la ayuda que ofrecen, sino que persiguen, ante todo, que cese la misma con el objeto de perjudicar a la población necesitada para que vuelva a instaurarse la situación de injusticia previa y la exclusión de todos aquéllos cuyos derechos estaban siendo habilitados. En todo caso aquí, como en otros ataques, es necesaria la denuncia de las organizaciones internacionales exigiendo la actuación de las autoridades con diligencia para que se ponga a disposición de la justicia, nacional o internacional, a quienes cometen estos hechos execrables y a quienes los instigan.

La Ayuda Humanitaria de Cuba a Venezuela, un modelo mundial de lo que se ha venido en llamar “Cooperación Sur-Sur”, se sitúa en la base de los enormes logros en la mejora de la salud y el desarrollo alcanzado por este país en los últimos años, documentados y reconocidos en todas las instancias internacionales, que benefician de forma nítida a los grupos más necesitados, logrando por ello una nítida reducción de la pobreza y de la desigualdad tanto en la salud como en las condiciones de vida de la población venezolana. Todo ello es, en la actualidad, un auténtico modelo a imitar por muchos países del mundo en su batalla por la justicia social y por la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

La noche del 16 de Abril pude conectar por skype con un buen amigo, médico cubano, que trabaja en Venezuela desde hace dos años en una zona rural muy abandonada históricamente y pude percibir, mientras me hablaba, cómo estaban viviendo él y sus compañeros esos acontecimientos inciertos y el temor contenido que sentían  por lo que pudiera pasarle a ellos y a los pacientes que atendían en su centro. Pocos saben la enorme labor que realizan todos estos trabajadores humanitarios para mejorar la salud de una población invisible y olvidada históricamente tanto por las autoridades como por muchos médicos venezolanos, los mismos que se escandalizan ahora porque otros trabajen para atender las necesidades de millones de sus compatriotas proscritos por el sistema y por ellos mismos.

Por un momento no pude evitar recordar conversaciones que he mantenido otras veces en mi vida con compañeros que en Congo, en la Selva de Chiapas, o en algún suburbio de Dili-Timor, agazapados como mi amigo cubano en la calma tensa de una noche de violencia, han temido por su vida y por la de sus pacientes por el gran pecado de trabajar por el derecho a la salud de la gente. Tres de ellos, Flors Sirera, Manolo Madrazo y Luis Valtueña fueron asesinados en Enero de 1.997 en Ruanda por un grupo de criminales que buscaban conseguir allí lo mismo que ahora quieren estos exaltados aquí: sumir a Venezuela de nuevo en la noche oscura de la injusticia y la barbarie. Aquí como allí, les dije, no es contra ustedes, sino contra ellos, contra los pobres y abandonados, intentando que no disfruten de los derechos elementales de las personas, una acción desesperada y vil que busca mantener vivo un sistema intolerable que les beneficia sólo a ellos y jamás a la mayoría.

Es preciso que la comunidad nacional venezolana e internacional condenen estos incalificables y delictivos actos y exigiendo que se detenga y se ponga a disposición de la justicia a los autores de los mismos, a quienes les azuzan y a quienes lo toleran.

lunes, 22 de abril de 2013

Las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo en España: crisis, independencia e insuficiencias crónicas (¿ONG's u OG's?)


Ilustración de El Roto.

Introducción
Las distintas definiciones de ONG encuentran siempre ciertos elementos comunes: organizaciones privadas, impulsadas por grupos de ciudadanos, independientes, sin ánimo de lucro y con fines sociales. Su papel en la cooperación al desarrollo  viene también regulado por la Ley General de Cooperación de 1998 en la que se determina que las ONG son actores fundamentales de la cooperación española y por ello el Estado las fomentará y financiará para que cumplan la importantísima misión de canalizar la participación social en la cooperación. No hay duda de que una democracia madura es aquélla que incrementa cada día la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos.
Por lo tanto la cooperación es una cuestión de justicia que se sitúa en la esfera pública y se construye con la participación de la ciudadanía. Las ONG, como actores que son de esas políticas, deben intervenir e influir en las mismas.  Para ello deben ser críticas, pues las políticas de cooperación muchas veces son meras herramientas de la acción exterior de los donantes y por tanto responden a esas razones de Estado y no siempre a las necesidades objetivas de la cooperación (desde la cuantía de los fondos a la selección de países y grupos más vulnerables, pasando por el tipo de actuaciones o la modalidad de cooperación).  ¿Y qué ocurre cuando las organizaciones deben elegir entre subsistir, financieramente, o cumplir con su función de crítica gubernamental?
Mientras que tan sólo el 16% de la Ayuda Oficial al Desarrollo española de 2012 se canalizó a través de esas organizaciones,  las ONG en nuestro país tienen una gran dependencia de los fondos públicos (lo que parece contradecir su propio nombre): de media casi 6 euros de cada 10 que reciben tienen esa procedencia, llegando algunas a 9  de cada 10 euros. Y eso puede entrar en contradicción con la obligada independencia de las mismas. Como también lo hace, a veces, la necesidad de sostener sus propias  y con frecuencia  hipertrofiadas estructuras, la influencia de estas en la toma de decisiones y la de los gobiernos y contrapartes locales. También dependen en gran medida y unas más que otras, de financiación privada, que muchas veces tiene “sus propios intereses”  no siempre coincidentes con los de las organizaciones.
La eficacia del  trabajo de las ONG se suele deducir de la proporción de los fondos que dedican a los fines para los que han sido creadas sobre los que recaudan. Un 13,6% de los gastos de las ONG españolas se dedican a “captación de fondos y estructura” si bien no todo el resto son “gastos directos” que se hacen en la población beneficiaria de los programas que gestionan.  Pero los gastos indirectos son necesarios para cumplir el trabajo y garantizar el correcto uso de los fondos. La creciente exigencia de las  financiadoras sobre el control de la gestión incrementa enormemente los costes de las organizaciones, disminuyendo por tanto la eficacia final de sus acciones, al burocratizarlas en exceso, acomodarlas y profesionalizarlas. Es preciso señalar que muchas ONG, por ello, tienden a desnaturalizarse y a  identificar sus propias necesidades con las de los beneficiarios.

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