GUERRAS CLIMÁTICAS
Por qué mataremos
(y nos matarán) en el siglo XXI
Harald Welzer. Edit Katz.
Si alguna virtud tiene este fantástico ensayo del teórico
social alemán Harald Welzer sobre el cambio climático y sus consecuencias
sociales, es la de dar estructura lógica a una gran cantidad de información
que, sobre el fenómeno, nos asalta cada día desde muy distintas fuentes.
Vertebra por tanto, y a partir del conocimiento que nos ofrece las ciencias
naturales, una cadena de acontecimientos tal que acaba por configurar, paso a
paso, un futuro que analiza y predice desde las ciencias sociales, las grandes
ausentes hasta ahora de este debate. Con todo ello termina dando sentido a un
cuerpo teórico quizás apologético aunque inquietantemente probable.
Como el mismo autor se encarga de vaticinar, es la crónica
de un futuro “que ojalá no llegue a producirse”, apuntando para este fin
algunas ideas-clave sobre qué cosas cambiar y cómo hacerlo en la configuración
mundial y en las relaciones internacionales. Pero si desalentador fue el
pronóstico de situación aún lo es más el tratamiento propuesto, pues no es
difícil deducir el bajo nivel de cumplimiento que puede alcanzar cuando casi
todas las recetas se basan en modificar los estilos de vida occidentales de
consumo y despilfarro de energía y de otros recursos naturales.
Porque el hilo conductor de este singular trabajo surge del
planteamiento de que, globalmente, el agotamiento de los recursos naturales
será el origen de movimientos masivos de población y de brotes de nuevas
manifestaciones de violencia por el control de los escasos recursos, en una
lucha desesperada por la subsistencia, que pasa ineludiblemente por apoderarse
de los recursos de otros. La falta de agua, de tierra fértil, de comida, de
combustible y de bio-diversidad impulsará el éxodo de millones de personas que
se convertirán en refugiados climáticos provocando el rechazo y el conflicto
con aquéllas poblaciones que se verán invadidas. Esa, y no la lucha ideológica,
según el autor, será la auténtica fuente de conflictos en este siglo.
Otra alarma salta desde las páginas de este libro cuando el
lector se impregna de su discurso: la constatación, a veces desvelada por
Welzer y otras no, de que ese sombrío futuro es ya el presente
si analizamos las sustancias que nutren muchos de los conflictos actuales: la
crisis del cuerno de África y la lucha desesperada por la comida, la guerra
civil libia y el litigio internacional por el petróleo, el problema secular en
Oriente Próximo y el conflicto por el agua, etc. Tanto así que una incómoda
pregunta mantiene desde los primeros capítulos el hilo del relato y hasta la
atención del lector: ¿estaremos a tiempo de detener las guerras climáticas?
Desde el optimismo del ensayista alemán sí, aunque “el problema del cambio
climático hoy en día no es solucionable”. Desde el realismo crudo de la
situación del mundo y su desigual conformación, posiblemente no las
dentendremos. Si esto fuera así, como concluye el autor, la supervivencia de la
humanidad y, por tanto, de la civilización estaría en peligro.
Un tema de crucial importancia es el papel de Occidente en
todo este colosal embrollo. Me refiero a su papel, en todo caso, más en las
guerras climáticas que vienen que en el origen de los problemas. Esto último es
más conocido: el modelo occidental de explotación de los recursos naturales en
numerosas regiones del mundo es insostenible y tiende a acelerarse, siendo esa
la base de los conflictos. Pero ¿podrá Occidente tele-dirigir esos conflictos
que se desarrollarán masivamente en el mundo pobre, moviendo grupos afines,
títeres a sueldo, o simplemente disparando sus tomahawks, los simbólicos
y los de verdad, desde Washington o
Bruselas sin mancharse la ropa?
Posiblemente no pueda ya que en este mundo global en que vivimos aunque
los problemas se desarrollen lejos, en ciertos escenarios estratégicos,
sus consecuencias pueden tocar a nuestra puerta mañana mismo manifestándose
ante nuestras narices con toda su crudeza.
En fin, un libro imprescindible para entender mejor este
mundo y los retos que enfrentamos por el calentamiento global. Un antídoto
contra la necedad de no querer ver las cosas o de creer que lo que les pasa a
otros, aunque nosotros seamos los culpables, nunca va a afectarnos. Un libro
que le deja al lector el regusto amargo de la incertidumbre dolorosa, por más
que el final de su lectura lo adorne Welzer con un catálogo pensado más para la
esperanza de la gente que para influir en los que toman las decisiones: “¿Qué
hacer y qué no hacer para evitar la guerras climáticas?”. Léanlo y saquen sus
propias conclusiones.
José
Manuel Díaz Olalla
(Publicado en la Revista "Temas para el Debate", nº 207, Febrero de 2012)
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