Finalizando Marzo, un mes marcado por la convulsa agitación
social que han provocado las anunciadas medidas del Gobierno, se presentaron los
Presupuestos Generales del Estado de 2012. Ríos de tinta, casi todos en forma de mensajes
de desaprobación, han desatado su lectura y estudio. Y aunque de entre todos no
hayan destacado los que analizan el enorme retroceso que se anuncia en la Ayuda
Oficial al Desarrollo (AOD), siendo el capítulo en el que más se reducen los
fondos que aporta el Estado, conviene hacer una reflexión al respecto.
Los antecedentes son tan cercanos que nos parece que fue
ayer cuando se presentaba el relanzamiento de la AOD española, con el propósito
de alcanzar en 2012 el anhelado 0,7% del PNB, como uno de los objetivos-estrella de las dos
legislaturas de Rodríguez Zapatero. Así lo garantizaba el Plan Director de
Cooperación Española todavía vigente (2009-2012) (1). Las buenas
intenciones, como en otras tantas cosas, se vieron truncadas cuando apareció, y
se instaló entre nosotros, la actual crisis económica. Es decir que todo iba
bien hasta media hora antes de que el presidente socialista anunciara, en Mayo
de 2010, los primeros recortes que marcaron el final de su estrella política. Fue
entonces cuando comunicó que se detraerían 600 millones de € del capítulo de
gasto en AOD de los presupuestos de 2010 y 2011, provocando una rebaja de
nuestra aportación en el primer año hasta dejarla en un 0,43% del PNB, mientras
que en 2009 había alcanzado el 0,49% y
lo previsto antes del comentado recorte para
2010 significaba un desembolso del 0,51% (2).
El presupuesto de 2011, el último que gestionó en su
práctica integridad el gobierno del PSOE, preveía un gasto en cooperación al
desarrollo de 4.233 millones de € (3), esto es, y en relación a la
riqueza bruta que se pensaba generar en nuestro país en ese periodo, un 0,40%
de la misma. Aunque se preveía que, en la línea de lo ocurrido en años
precedentes, se registraría un infra-cumplimiento notable de esas previsiones,
la auténtica sorpresa la dio el ministro Margallo el día 14 de Marzo de 2012 cuando
en una comparecencia en el Congreso de
los Diputados adelantó que finalmente en 2011 se había ejecutado una
cantidad equivalente al 0,29% del PNB (4). Es decir una proporción
similar a la aportada por España en 2005: un retroceso de 6 años.
En esta carrera hacia atrás la guinda (es una figura
retórica y no se debe ver en ella una alusión al Sr. Ministro de Economía) la
acaba de poner la propuesta de Presupuestos Generales del Estado presentada por
el Gobierno el pasado 30 de Marzo, en la que se anunció para 2012 un recorte
del 47% en cooperación (en relación a la AOD invertida de forma efectiva en
2011), lo que hará descender nuestro
esfuerzo en solidaridad hasta niveles no conocidos en los últimos 10 ó 12 años,
porque se va a situar la ayuda en el entorno del 0,20% del PNB (5). Por
ello el mayor recorte de estos presupuestos se aplica al Ministerio de Asuntos
Exteriores, que rebaja un 54% sus fondos respecto al año anterior y, dentro de
él, la mayor reducción, de 594 millones de €, se aplica a la Agencia Española
de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), añadiéndose además
otra reducción, esta de 125 millones de €, a nuestra aportación al Fondo del
Agua y otros 670 millones de € a los FONPRODE (Fondos de Promoción del
Desarrollo, los antiguos créditos FAD).
Siempre fue así, pero no cabe duda que los PGE componen una
foto que nos muestra cómo ven los gobiernos la realidad del mundo y de España,
cuál es el camino en el que confían y cuáles los que desechan para afrontar la
situación en la que vivimos. Es cierto que el gobierno del PSOE comenzó la
poda, pero tampoco hay que olvidar que el último gobierno del PP, el de Aznar,
dejó nuestra AOD en un raquítico 0,23% de nuestra riqueza bruta en 2003 (6),
un año en que la situación económica fue, podemos decir, boyante. Se trata, por
ello, no tanto de la situación económica sino más bien de la importancia y la
prioridad que a este capitulo de las relaciones internacionales le da cada
gobierno. Como todo en política, unas cosas son las palabras y otros los
hechos, y de la misma forma que el caminar se demuestra andando, el auténtico
interés político se demuestra poniendo los fondos necesarios en la partida
correspondiente.
Y es seguramente el momento de constatar que los fondos
destinados a la sensibilización social sobre los problemas de los países menos
avanzados y la educación al desarrollo han tenido poco impacto a la hora de
cambiar la visión y la mentalidad en la población española y en nuestros
gobernantes. Porque, en contra de lo que frecuentemente se lee y se dice, es
preciso recordar que la cooperación al desarrollo es algo distinto a la
caridad. Ni siquiera debe ser, en términos contables, lo que se pone en un
cajón cuando los demás están a rebosar, como parecen creer los gobernantes que
tenemos. No. Se trata simplemente de justicia y de devolver, aunque solo sea mínimamente,
lo que históricamente y en la actualidad se esquilma a los pueblos más desfavorecidos.
Lo mismo que ocurrió en los tiempos sombríos de la colonización se reproduce
ahora como resultado de las desiguales relaciones internacionales. El hecho de
que los efectos del cambio climático los sufran mayoritariamente los países más
pobres cuando esta causado, fundamentalmente, por los países más avanzados es
tan sólo un pequeño ejemplo de lo que se pretende demostrar aquí. No es caridad
ni regalo, no, se trata de una obligación ineludible de Occidente y de un
derecho innegociable de los países del Sur.
La AOD es, no hay duda, gasto social también, por mucho que
la mayoría de los que se vayan a beneficiar de ella vivan lejos y que cuando se
la quitan no puedan llenar nuestras calles reclamando lo que les pertenece.
Tanto da, en un mundo globalizado e interdependiente como este, que los que
necesitan ayuda vivan en Mozambique o en el asentamiento chabolista de La
Rosilla (Madrid). De hecho intentar enfrentar a los que se benefician del gasto
social aquí con los que lo necesitan allá no es más que demagogia, por mucho
que pueda recibir, a continuación, el aplauso de una mayoría poco informada. Es
lo que intentó el Ministro de Asuntos Exteriores cuando en sede parlamentaria
argumentó lo inevitable de ese recorte, según él, al afirmar que es mejor
quitar fondos de ese capítulo que de las pensiones de nuestros jubilados (4).
Por mucho que semejante afirmación contara, de antemano y sin lugar a dudas,
con la comprensión fervorosa de muchos de nuestros conciudadanos. Porque en la
deducción va implícita la falacia. En realidad lo que debería decir el Señor
Ministro es que, según los planteamientos de la clase dirigente, es mejor
quitar de la cooperación que luchar contra el fraude fiscal (7) o que
recortar las subvenciones públicas que sufragan servicios, como la escuela o la
sanidad, que reciben quienes más tienen y, por lo tanto, menos lo necesitan. Este
planteamiento de enfrentar a los beneficiarios del gasto público, unos contra
otros, funciona muy bien en nuestro país aunque sea a costa de generar rechazo
y conflictividad social. Lo vemos a diario en las salas de espera de los
hospitales o en las reuniones de las escuelas cuando los pacientes o los padres
españoles tienen que discutirle el tiempo de atención o las becas de comedor a
los pacientes y padres inmigrantes que también tienen derecho, en lugar de
incrementar servicios y recursos en la medida de las necesidades de todos, que
es lo que tendrían que hacer.
La ceguera sigue siendo muy severa incluso cuando se enfoca
la situación con otras ópticas. La Cooperación al Desarrollo es una herramienta
más de la política exterior de un país. Lo es incluso cuando hablamos de la
parte de la misma que más tiene que ver con la solidaridad, como pueden ser los
fondos de Ayuda Humanitaria, que van a quedar casi extinguidos en el nuevo
presupuesto. Se trata no sólo de que los recortes acaben de un plumazo con
inversiones y compromisos adquiridos por nuestro país en los últimos años, de
que por tanto la merma se traduzca inmediatamente, por ejemplo, en un incremento
de la mortalidad infantil y materna en muchos lugares del mundo, de que vaya a
dificultarse que se alcancen los Objetivos del Milenio en algunas regiones en
las que trabajaba intensamente la cooperación española, de que se dificulte que
continúen los avances en la lucha contra la pobreza y contra el hambre o de que
sufran una restricción de derechos básicos y un importante deterioro en sus
condiciones de vida miles de personas en los países menos adelantados (8).
No sólo de eso se trata, sino también de que la inacción que provocan estos
presupuestos va a generar importantes niveles de inseguridad en España y en el
mundo y sitúan a nuestro país en una posición de irrelevancia de facto en muchos foros
internacionales. El gobierno debería considerar que es difícil aspirar a ser
considerado un socio fiable en el panorama de las relaciones internacionales o
un aspirante a miembro permanente del G-20 que merezca la consideración de los
demás cuando no se hace un esfuerzo suficiente en AOD y no se participa en los
consensos universales en este campo. Otros, como el Reino Unido, lo tienen más
claro, no se dejan llevar por esta visión cortoplacista que puede tener efectos
no deseados y preservan los fondos de cooperación de la quema y la poda, a
pesar de las malas perspectivas económicas (9).
Es curioso, no obstante, que unos gobiernos, los españoles,
tan sumisos a los dictados europeos y a los de los mercados en materia
económica (siempre coinciden, ¿serán los mismos?) no parezcan reaccionar a
mensajes tan claros como el que la Comisión Europea ha lanzado el 4 de Abril de
2012, por el que reclama a los países de la UE que no recorten los fondos de
cooperación. Nuestro país ha decidido también hacer oídos sordos a este ruego.
La Comisión, que con esta llamada tan ilusamente apela al buen criterio del
Gobierno español, insiste en que en 2015 todos los países de la UE deben
alcanzar el 0,7% de sus PNB en sus respectivas AOD. No sólo eso, sino que
recuerda, para nuestro bochorno, que a pesar de la crisis mundial cuatro países
(Suecia, Dinamarca, Países Bajos y Luxemburgo) siguen concediendo a estas
políticas más del 0,7 %, mientras que otros como el citado Reino Unido,
Bélgica, Finlandia e Irlanda siguen avanzando hacia ese objetivo (10). En
este asunto, como en otros, España parece haberse descolgado definitivamente
del resto de Europa.
La situación de práctica indigencia en que estos
presupuestos sitúan al Ministerio de Asuntos Exteriores otorga el papel de
máximo protagonismo en la AOD al Ministerio de Economía y Hacienda, que se
convierte en el organismo del Estado que más fondos aporta. Evidencia esta
realidad, también, cómo se refuerza la faceta que de negocio tienen algunas
políticas de cooperación, pues es ese ministerio quién gestiona una gran
cantidad de fondos que, a partir de créditos a otros países, generan deuda
externa en ellos y nos convierte en sus acreedores. La consideración adicional
de que una gran parte de las ONG para el Desarrollo (ONGD) en nuestro país se
nutren mayoritariamente de fondos públicos, asumiendo muchas veces el papel y
la función que el Estado no quiere o no puede desarrollar, avanza que una
disminución tan grande de la ayuda repercutirá en sus estructuras y provocará,
con seguridad, que muchos técnicos y empleados de las mismas tengan que ser
despedidos, creando en el llamado tercer sector (privado sin ánimo de lucro) un
importante problema de desempleo que hasta ahora no se conocía. Es el “golpe brutal
al sistema”, según expresión de la Coordinadora Nacional de ONGD (11),
que este gobierno ha propinado y ha llenado de incredulidad, primero, y de indignación
después al mundo de la cooperación.
Manuel
Díaz Olalla
(Publicado en la Revista "Temas para el debate", nº 210, Mayo de 2012)
(1) Ver el Plan Director de
Cooperación Española 2009-2012 en: http://www.casafrica.es/casafrica/Inicio/PlanDirectorCooperacionEspanola09-12.pdf
(2) Ver el Plan Anual de
Cooperación Internacional de 2010 en: http://www.maec.es/es/MenuPpal/CooperacionInternacional/Publicacionesydocumentacion/Documents/PACI%202010.pdf
(3) Ver el Plan Anual de
Cooperación Internacional de 2011 en: http://www.aecid.es/galerias/publicaciones/descargas/PACI/2011PACI.pdf
(5) Ver Resumen de los
Presupuestos Generales del Estado 2012 en:
(6) Ver “La Realidad de la
Ayuda 2011” de Intermón Oxfam en: http://www.intermonoxfam.org/es/informate/publicaciones/estudios/realidad-de-ayuda
(7) Ver “Dónde pagan los
ricos españoles sus impuestos” de Juan Torres López en: http://juantorreslopez.com/impertinencias/donde-pagan-los-ricos-espanoles-sus-impuestos/
(8) Ver “La primera bajada de la ayuda al desarrollo global en
14 años costará vidas y debe revertirse” de Intermón Oxfam en: http://www.intermonoxfam.org/es/sala-de-prensa/nota-de-prensa/intermon-oxfam-primera-bajada-de-ayuda-al-desarrollo-global-en-14-anos
(9) “El Gobierno del Reino Unido se ha comprometido a
mantener intactas las partidas de escuelas, sanidad y ayuda al desarrollo” (26
de Marzo de 2011). Ver: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/26/internacional/1301135889.html
(10) “Bruselas pide que la crisis no
sea excusa para recortar ayuda al desarrollo” (4 de Abril de 2012), ver en http://www.europapress.es/epsocial/politica-social/noticia-bruselas-pide-gobiernos-europeos-crisis-no-sea-excusa-recortar-ayuda-desarrollo-20120404162741.html
(11) Ver declaración de la CONGDE de 30 Marzo de 2012 en:
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