Estamos ante un libro diferente, distinto, un ensayo auténticamente capaz de cambiar, en el lector atento e interesado, la manera de
ver y entender este mundo. Que no es poco. Esta obra de Branko Milanovic,
economista y jefe de investigaciones sobre desarrollo del Banco Mundial, es un
recorrido sin par por el universo de la desigualdad, tanto ahora como en las épocas de las que existe
información para ese análisis, su auténtica dimensión, sus manifestaciones
sintomáticas y las herramientas que podemos usar para visualizarla. Desde este
punto de vista el autor ha escrito un tratado orientado a desenmascarar muchas
de las trampas que, cada día, nos tienden para que no seamos conscientes de la
auténtica realidad del mundo en que vivimos, que no es otra que ésta en la que
los ricos siguen amasando sus enormes fortunas a costa de los pobres. Como fue
siempre aunque ahora, según nos cuenta, todavía más. Porque la historia
económica contemporánea, salvo dignos episodios, ha sido la historia del
incremento y la consolidación de las desigualdades. El sistema capitalista
desregulado las necesita pues está planificado para la acumulación de capital
en, cada vez, menos manos. Y, aunque no lo aborde directamente, la crisis que
vivimos es tan sólo un ciclo calculado más que realimentará el propio sistema,
es decir, acabará algún día mostrando su previsible resultado: mayor
concentración, aún, del dinero en las manos de los más ricos tras vaciar las de
los demás.
La propia estructura del libro es todo un hallazgo grato y
reconfortante que consigue hacer más liviana su lectura. Configurado sobre tres
grandes áreas temáticas, la desigualdad entre personas, la desigualdad entre
naciones y la desigualdad en el mundo (entre todos los habitantes del mundo
considerado, aquí sí, como una aldea global), Milanovic consigue a partir de
exposiciones claras y pequeños relatos escritos como si fueran cuentos
(“ilustraciones”) desbrozar el camino de los superfluo para mostrarnos cómo es
y cómo funciona la desigualdad de forma descarnada. De esta sencilla forma
comprendemos cosas tan importantes como que los ricos prefieren hablar de
pobreza antes que de desigualdad, porque esta les señala con el dedo
directamente, por qué la globalización económica no disminuye las diferencias
como se pensaba y por qué tras la revolución industrial la distancia entre
países se ha hecho tan enorme a la vez que han disminuido las diferencias de
clase dentro da cada uno, de tal forma que hoy en día los intereses de los
proletarios de los países ricos están enfrentados a los de los países pobres
por lo que las teorías marxistas de la lucha de clases en el contexto del
internacionalismo han perdido vigencia. Por eso los más pobres de los países
ricos tienen más que la población media de los países pobres lo que genera la
enorme presión migratoria internacional y muchos de los brotes de violencia que
hoy registra el mundo.
Pero el autor explica también por qué la clase media,
inevitablemente, deja de cosechar los beneficios de la redistribución fiscal de
tal forma que, en este y en otros pasajes, a mi modo de ver sus explicaciones
se tornan muy técnicas, muy centradas en la versión más “economicista” de esa
realidad que observa con demasiada lejanía, con poca implicación y con cierta
frialdad. Como si el efecto de esas diferencias que tan sabiamente desmenuza no
estuvieran en la base del enorme sufrimiento que soporta una gran parte de la
población del mundo que carece de lo básico para llevar una vida digna. Con el
gran argumento de fondo de que la desigualdad no es buena para el crecimiento,
el Banco Mundial y Milanovic como
miembro destacado del mismo, llevan años enfrascados en su propia lucha contra
la pobreza. Una campaña y unas enseñanzas que, se hagan con el objetivo que se
quiera, son muy de agradecer por la gran
aportación que hacen de mostrar las intolerables desigualdades mundiales y
locales existentes, abriendo los ojos de muchos que permanecen alejados de esa
realidad.
De la misma forma que el lector sacará la impresión de que
el autor ha escrito este magnífico libro ante la necesidad de generar
conocimiento en aquéllos lectores u oyentes que le escuchan o leen en otros
contextos más elaborados, considerará también que es una obra fundamental para
quienes por su trabajo o por su gusto analizan cómo funcionan las cosas de este
mundo en el que la desigualdad económica constituye un eje fundamental de
análisis y una explicación permanente de todo lo que sucede.
Imprescindible, sin duda.
José Manuel Díaz Olalla
(Publicado en la Revista "Temas para el Debate", nº 217, Diciembre de 2012)
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