“El goce del grado máximo de salud que se
pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin
distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o
social” (Carta de Constitución de la OMS)
En su inmensa mayoría, las medidas de contención del gasto
público, los recortes en lenguaje llano,
que está adoptando el gobierno del Partido Popular son, además de
ineficaces, extraordinariamente injustas
porque castigan de forma desproporcionada a los sectores más desfavorecidos de
la sociedad, lo que agravará su precariedad y, en muchos casos, les dirigirán
ineludiblemente hacia la exclusión social. Ante lo que parece inevitable
podemos afirmar que los daños en derechos y en cohesión social que tales
políticas van a producir pueden ser muy
serios e irreparables.
Pero de todas ellas debemos destacar una que resulta
especialmente injusta e injustificable, insolidaria y peligrosa para el
conjunto de la sociedad: la exclusión de la población inmigrante irregular del
sistema sanitario público. Hablo de exclusión porque, en la práctica, así será
si se cumplen las medidas anunciadas por el gobierno. Porque la sola atención a
la embarazada, a los niños y a los adultos en situaciones urgentes, lo único que se va a garantizar para esa
población, implica que la inmensa mayoría de los problemas de salud que les
afectan se van a quedar sin atender. Esto es así porque casi todos esos
procesos requieren atención continuada (exploraciones complementarias,
seguimiento de la respuesta a los tratamientos, intervenciones quirúrgicas
programadas y diferidas, etc) lo que se
negará a estas personas a partir del 31 de Agosto de este año. Reforzando ese
trato discriminatorio y desigual en
relación al resto de la población se les excluye también de todas las
actividades de prevención de la enfermedad y de promoción de la salud por lo
que inevitablemente su salud empeorará y deberán soportar unas cargas de
enfermedad y muerte excesivas, injustas
y evitables. El derecho a la salud, un derecho humano fundamental, pasa
por garantizar una atención sanitaria de calidad, universal y equitativa para
todos por lo que hoy en día es
completamente injustificable que ese derecho se pueda condicionar a
determinadas características sociales o administrativas de las personas, tales como la edad, el sexo,
la posición social, la etnia, la religión o la posesión de determinados
documentos oficiales, como el permiso de
residencia. Tener o no un papel es algo coyuntural y, muchas veces, arbitrario
y no debe condicionar de ninguna forma el acceso a servicios básicos como la
atención a la salud. Con seguridad que la población española, por mucho que se
vea bombardeada persistentemente por tendenciosos mensajes negativos sobre esta
población, no entenderá que sea un acto solidario brindar atención sanitaria de
calidad a través de la Cooperación Española a población que vive en zonas
rurales de Mozambique, por ejemplo, y no lo sea proporcionársela al vecino de
enfrente porque, siendo extranjero, se quedó sin trabajo.
Pero desde el punto de vista sanitario hay más errores en
esta decisión que rompe definitivamente los principios fundamentales del
nuestro Sistema de Salud, como los de universalidad y gratuidad en el momento
del acto sanitario, pues sin duda a los extranjeros en esta situación les
cobrarán la atención si recurren al mismo. Me refiero a la ceguera de no ver, o
al desconocimiento de no anticipar, que excluir a más de 500.000 personas de un
sistema que está vertebrado también sobre intervenciones de salud pública tales
como la vigilancia epidemiológica,
incrementa los peligros para la salud del resto de la población de
manera muy notable. En especial si es, como en este caso, un colectivo sometido
a muchos más riesgos para la salud en relación a sus peores condiciones de vida
y trabajo. Son las evidencias que nos aporta la observación en salud pública y
esos peligros para todos pueden verse
paradigmáticamente representados por
enfermedades transmisibles tales como la Tuberculosis. Incluso trasciende ese ámbito y esas previsiones
pueden verse fatalmente cumplidas en
otro tipo de problemas de salud ligados a la pobreza y el abandono. En España
conocemos muy bien los perjudiciales efectos que para los ciudadanos con
dificultades y para el conjunto de la
población pueden tener los problemas de salud que afectan mayoritariamente a
los colectivos que, por imperativo legal o por sus condiciones de vida, se sitúan
fuera del sistema sanitario público. La epidemia de HIV/SIDA entre los adictos a
sustancias por vía venosa es un buen y reciente ejemplo de ello.
¿Acaso ha pensado la
Sra. Ministra quién va a vacunar a quienes se queden sin tarjeta sanitaria si
no tienen con qué sufragar la compra de las vacunas? ¿Las hermanitas de los
pobres? ¿Acaso depositar la atención de
los inmigrantes en instituciones de caridad o en ONG’s es lo propio de un país
con nuestro nivel de desarrollo? ¿Se vende así la “marca España”? ¿Es que
romper la unidad del sistema fragmentando
la atención sanitaria para dirigir a medio millón de personas a multitud
de prestadores de servicios sin conexión entre ellos (ojo, se trata de
nuevo de la “beneficencia”) nos va a ayudar a mantener el nivel de salud
del conjunto de la población y a ser más eficientes?
Como en otros recortes, aquí se va mucho más lejos de lo
necesario para aprovechar la gran
coartada de la crisis. Contra toda evidencia científica sectores políticos y
mediáticos afines al actual Gobierno llevan tiempo buscando todas las excusas posibles con tal de argumentar el anunciado despojo a estas
personas, las más vulnerables de todas, de un derecho humano básico y fundamental: el derecho a una
atención sanitaria de calidad, que en nuestro país es lo mismo que decir una
atención igual que la del resto de los ciudadanos. Se nos ha dicho reiteradamente que no tienen
derecho porque no contribuyen y eso no es cierto. Cuando no trabajan, aportan al sistema cada vez que
pagan los impuestos indirectos con que se grava el consumo y cuando lo han
hecho y se han quedado sin empleo, se verán expulsados del sistema ignorando
todo el tiempo que hayan cotizado a la Seguridad Social, ya que el tener un
trabajo, algo muy difícil incluso para una gran parte de los ciudadanos
españoles, es condición indispensable para mantener el permiso de residencia y
por lo tanto para no ser un “irregular” sin
derecho a tarjeta sanitaria. Se llega por fin en este país a lo que
parecía imposible: que muchos extranjeros sean “trabajadores invitados”, es
decir, sirven cuando trabajan pero cuando no pueden hacerlo se les arrebata cualquier derecho. Es la famosa
teoría del “kleenex” finalmente
implantada en España en todo su esplendor: tenemos trabajadores de usar tirar.
Porque quienes defienden esas tesis conculcatorias se
olvidan de que todos ellos, los inmigrantes, aportan y sostienen los servicios,
aunque puedan quedarse sin empleo. No quieren ni oír hablar de estudios que
indican que un porcentaje muy significativo del crecimiento registrado por la
economía española en los últimos años antes de la crisis se debió a las
aportaciones de los inmigrantes y que sin ellas el PIB per cápita hubiera caído
un 0,6% anual en ese periodo (1). Se
olvidan, o lo esconden, quienes ahora quieren encontrar motivos para lo
injustificable que según distintos informes del Banco Mundial Europa va a
necesitar más inmigrantes si quiere reactivar su crecimiento económico y
consolidarlo en el futuro (2).
Falsa resulta también la conocida explicación con la que
intentan convencernos de lo necesario de esa medida, de que estas personas consumen gasto social
enorme e injustificadamente, en especial por su exorbitante frecuentación al
sistema sanitario. Según parece es
inútil recordarles que el Banco de España afirma que la inmigración no
ha aumentado el gasto social, sino todo lo contrario, con sus aportaciones ha
disminuido el déficit de la Seguridad Social para afrontar las pensiones de los
españoles (3). O que en la Comunidad de
Madrid, según una investigación financiada por la propia administración
autonómica y realizada por Profesores de Economía de la Universidad Autónoma de
Madrid (4), los inmigrantes aportan 12
veces más de lo que se gasta en ellos. O, en fin, que multitud de trabajos de
investigación vienen coincidiendo en que los inmigrantes frecuentan menos los
centros de salud y los hospitales y realizan menos gasto en el sistema
sanitario que la población española, incluso tras ajustar los datos por edad, sexo, posición
socioeconómica y necesidad de atención (5) (6).
Se ignora todo eso, para desmontar sin pudor lo que ha sido
un logro alcanzado con esfuerzo por multitud de organizaciones sociales y
ONG’s de este país tras años de trabajo y que garantiza derechos
fundamentales de las personas. Una
injusticia y un error sin paliativos que merece la pena ser revisado y
corregido antes de que sea tarde. Pues tal y como afirmó, en inspiración
visionaria, el antiguo Secretario General de Naciones Unidas, Annan, hace unos años ante el Parlamento Europeo: “Si los países europeos responden
adecuadamente al reto que plantea la inmigración saldrán reforzados, y si no es
así caerá el nivel de vida para todos y habrá división social” (7)
José
Manuel Díaz Olalla
(Entre la multitud de documentos denunciando esta situación que se están publicando en los últimos días escojo y dejo el link del Manifiesto de la Sociedad Española de Medicina Humanitaria (SEMHU). Pinchar aquí.
(Publicado en la revista Temas para el Debate, nº 211, Mayo de 2012)
(Entre la multitud de documentos denunciando esta situación que se están publicando en los últimos días escojo y dejo el link del Manifiesto de la Sociedad Española de Medicina Humanitaria (SEMHU). Pinchar aquí.
(Publicado en la revista Temas para el Debate, nº 211, Mayo de 2012)
(1)
“Informe sobre la economía española y el
contexto internacional”, página 118, editado por la Caixa de Catalunya,
disponible en: http://www.catalunyacaixa.com/caixacat/es/ccpublic/particulars/publica/pdf/iee0706e0.pdf
(2)
Ver reseña del Diario de Sevilla sobre un
Informe del Banco Mundial de Enero de 2011 en: http://www.diariodesevilla.es/article/sociedad/876659/europa/necesita/mas/inmigrantes/como/medio/para/frenar/racismo.html
(3)
“Comportamiento
cíclico de las entradas y salidas de inmigrantes”. Informes técnicos del Banco de España. Disponible
en: http://www.bde.es/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/10/May/Fich/art2.pdf
(4)
“Impacto de la Inmigración en la Comunidad de Madrid”
Ver en:
(5)
“Diferencias
en la utilización de los servicios sanitarios entre la población inmigrante y
la población española”. Regidor, Enrique; Díaz Olalla, José Manuel; Lostao, Lourdes;
Pascual, Cruz; Sánchez, Elisabeth; Sanz, Belén.
Gac Sanit. 2009; 23 :4-11 - vol.23 núm Supl.1. Madrid. Disponible en: http://www.elsevier.es/es/revistas/gaceta-sanitaria-138/la-utilizacion-los-servicios-sanitarios-poblacion-inmigrante-13145730-originales-2009
(6)
“¿Es verdad que los inmigrantes copan los
servicios sanitarios?”, Observatorio de Desigualdades en la Salud. Disponible
en: http://www.ods-ciberesp.es/actualidad/ies-verdad-que-los-inmigrantes-copan-los-servicios-sanitarios.html
(7)
“Por qué Europa necesita una estrategia de
inmigración”, Kofi A. Annan. Disponible en:
http://elpais.com/diario/2004/01/29/internacional/1075330814_850215.htmlFotografía: Diario Médico
2 comentarios:
Gracias Manolo, por seguir escribiendo lo que escribes.
Quería comentar con respecto a esta terrible noticia, lo terrible que es que un no desdeñable segmento de la sociedad que vive en este país, esté de acuerdo con la medida. Trabajar la conciencia social sobre las desigualdades sociales es una necesidad imperiosa si queremos que algo cambie.
Muy buen resumen
Hay que seguir difundiendo a compañer@s y sociedad
Publicar un comentario