martes, 1 de mayo de 2007

MEJORAR LA EDUCACIÓN DE LAS MUJERES ES ACABAR CON LA DESNUTRICIÓN INFANTIL EN LA INDIA



El 46% de los niños de India menores de tres años están mal alimentados y un 80% sufren anemia. Este es el resultado de una Encuesta realizada en aquél país por UNICEF y el Ministerio de Salud, y que, hace unos días, nos asaltó desde los teletipos y las páginas de algunos periódicos. La noticia, continúan los medios, es especialmente llamativa ya que estos grados de desnutrición son peores que en África subsahariana, donde el porcentaje de niños con bajo peso se sitúa entre el 35% y el 40%.

En realidad estos contundentes datos no alumbran nada nuevo. Desde hace muchos años se sabe que Asia meridional supera notable y tristemente algunos de los peores indicadores de salud maternoinfantil del mundo, incluidos, y aunque sólo sea en este capítulo, los siempre paupérrimos resultados de África. El jefe de nutrición y desarrollo infantil de UNICEF en India, Werner Schultink, opina que, en ese país asiático, el problema no reside tanto en “…la falta de recursos ni de infraestructuras, sino en las prácticas inadecuadas de alimentación, como la frecuencia y la calidad de los alimentos”.

La India es el segundo país más poblado del mundo, con 1.030 millones de habitantes, de los que alrededor de 400 millones son niños y jóvenes, por ello cualquier fenómeno que afecte a este país tiene repercusiones enormes en términos de población mundial. La aceleración del crecimiento económico ha convertido a la India en uno de los 10 países del mundo en desarrollo que más crecen. A pesar de todo la renta per cápita sigue siendo baja y el 26% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La desigualdad social es enorme tal y como lo demuestra el hecho de que la mortalidad infantil en los niños en el 20% de las familias más pobres es casi tres veces mayor que en los nacidos en el 20% de las familias más ricas.

Es conocido desde hace años que la educación de las mujeres es uno de los factores que más inciden en las mejoras de los indicadores de salud de los niños y del conjunto de la población. Posiblemente el caso indio revela, a niveles “macro”, esta realidad de manera inapelable. No en vano un 40% de los adultos son analfabetos en aquél país y las intervenciones educativas (en especial en las niñas), así como la inversión productiva agrícola y la erradicación de la corrupción se vislumbran como las acciones que con mayor probabilidad reducirían este bárbaro problema.

Es urgente romper el círculo que retrata, inapelable, Amartya Sen, indio y premio Nóbel de Economía de 1998, en la siguiente cita: “Una mujer que fue una niña desnutrida y se vea obligada a desempeñar un trabajo físico nos será capaz de sostener a una familia si tiene sus capacidades mermadas, y a su vez criará hijos enfermos y débiles, que no serán educados y perpetuarán el círculo vicioso de la pobreza” (Pobreza y hambrunas, 1981).


José Manuel Díaz Olalla


Publicado web Temas Mayo 2007