martes, 25 de octubre de 2016

Claves para una atención sanitaria eficiente en las crisis migratorias

Fuente: Federación Kamira

  Las crisis migratorias son procesos agudos definidos por el hecho de que un gran número de personas se ve obligado a abandonar su país para buscar refugio, seguridad y mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Son, por tanto, crisis humanitarias complejas, que son aquéllas que se caracterizan, además de por el movimiento poblacional, por estar provocadas por la guerra o por situaciones de violencia (rara vez se dan tras catástrofes naturales) y por amenazar gravemente el bienestar y la vida de los afectados al verse desposeídos de recursos, servicios básicos y medios de subsistencia. De todos los tipos de crisis humanitarias el descrito configura el peor escenario de los imaginables para la salud de la población afectada, pues es en el que con mayor facilidad se producen epidemias de enfermedades transmisibles y hambrunas, causando por ello, excesos de mortalidad y de morbilidad muy destacables.

  La cantidad de personas que se desplazan y la rapidez con que lo hacen definen la condición de estos fenómenos y su gravedad, siendo un elocuente ejemplo de ello la situación que se vive en Europa en la actualidad. Solo en 2015 se calcula en más de un millón de personas las que ingresaron en nuestro continente, la mayoría procedentes de Siria, Irak, Afganistán y Libia. A pesar de las condiciones invernales y de los intentos de bloquear la ruta marítima que les conduce hasta aquí, la gente no ha dejado de huir y entre enero y mayo de 2016 más de 180.000 personas han llegado a Europa y más de 1.200 han muerto o han desaparecido en este mismo periodo.1 Ante esta situación es necesario recordar que las migraciones masivas y la escasez de alimentos subsecuente a las mismas han sido responsables de la mayoría de las muertes posteriores a los conflictos civiles en África y Asia en los últimos decenios.2