lunes, 31 de diciembre de 2012

Carta abierta de Joaquín Morera al Presidente de la Comunidad de Madrid



(Mi admirado Joaquín Morera, amigo y compañero, ha enviado esta carta al Presidente de la Comunidad de Madrid que con gusto "cuelgo" en este humilde blog y que, ni que decir tiene, suscribo en su integridad)

Madrid 31 de diciembre de 2012

Sr. D. Ignacio González:

Una vez aprobado en la Asamblea de la Comunidad de Madrid su plan de sostenibilidad para la sanidad pública le ruego nos diga, de una vez por todas, la verdad, las razones auténticas que le han movido para llevar a cabo el inicio de un cambio tan significativo en la sanidad de nuestra Comunidad y posiblemente de todo el Estado. Estoy convencido de hasta ahora no lo ha hecho porque no ha podido, porque también tiene sus compromisos para con su partido y fundamentalmente porque sigue órdenes muy concretas y a las que no puede desobedecer si quiere mantener el cargo. Lo que no es posible es que lo que nos ha dicho hasta ahora sea cierto.

Nos repite constantemente que con su plan se va a mejorar la calidad. Ni Ud. mismo puede creerse que con su plan de sostenibilidad y los nuevos modelos de gestión para hospitales y centros de salud, lo que Ud. llama externalización (que por cierto yo y la mayoría lo entendemos como la cesión o venta de la gestión a entidades con ánimo de lucro), se vaya a mejorar la calidad. Aunque claro, yo se que Ud. cuando nos habla a los ciudadanos de que va mejorar la calidad sabe que no se refiere a la calidad real, esa que aumenta la salud de la población y la calidad de vida, sino que Ud. se refiere a lo que puede vender al usuario y con lo que se ganan los votos, eso que se llama calidad percibida. Este aspecto los políticos lo han cuidado siempre mucho, tanto que nos han arruinado. La calidad la han entendido, por ejemplo, en la forma y abuso de construcción de hospitales. Se han hecho hospitales “ferrari”, todo lujo, de una habitación por paciente, con camas para familiares, etc, cuando la financiación que como Estado podía dedicar a ello era mucho menos que en nuestros países de nuestro entorno y donde, claro está, no entienden que tengamos infraestructuras mucho mejores que las suyas cuando ellos no han podido tenerlas a pesar de dedicar muchos más fondos a la sanidad que nosotros. En hospitales privados este aspecto de la calidad también lo cuidan mucho porque es lo que atrae al cliente y con lo que pueden ganar dinero, pero ellos pueden dedicar recursos a la calidad percibida porque no tienen el coste añadido que suponen las enfermedades crónicas, especialmente de personas mayores, el cuidado de enfermedades terminales o incapacitantes de por vida, etc.

¿Porqué cambiar un modelo de sanidad que intenta ser imitado a nivel internacional?. Para que Uds. se decidan a cambiar algo que funciona bien y con lo que la población está mayoritariamente muy satisfecha, aunque existan, como en todo, aspectos mejorables, es porque tiene que haber alguna razón que se nos escapa pero que seguro que Ud. nos podría explicar. ¿Nos obligan desde Europa porque consideran que nuestra sanidad es muy cara?. No parece posible. A pesar del despilfarro en infraestructuras, debido al bajo gasto fundamentalmente en personal sanitario, lo que dedica España del PIB a sanidad es mucho menos que en muchos de los países de la Comunidad Europea.

Lo que no me puedo creer es lo que se comenta por ahí de que como hay dinero e intereses de por medio se pueden beneficiar del cambio personas concretas de su entorno, de su partido o de otros, o que se está asegurando Ud. mismo su futuro próximo. Esto es seguro una aberración y una mentira. Pero a lo mejor lo que sí es verdad es que Ud. no manda nada, y eso si que me lo creo, como empiezan a no mandar nada ninguno de los políticos que nos gobiernan. De hecho yo creo que prometen lo que les gustaría hacer porque se lo creen, pero que cuando llegan al poder y tienen que decidir son otros los que lo hacen por Uds. aunque incumplan completamente con sus ideas y promesas (sirva como ejemplo todo lo que prometía y argumentaba preelectoralmente el actual presidente: el subir el IVA crearía más paro, el subir los impuestos no mejorará el consumo, no se podía perder el poder adquisitivo de los pensionistas porque eso sería una injusticia, etc…..bueno, que le voy yo a decir, revisen los videos de su campaña electoral). Pero ¿quién les manda?. ¿Hay algún tratado oculto tipo Maastricht del que los ciudadanos no podamos saber nada?. Empiezo a pensar que sí, pero que en ese tratado no han firmado políticos, sino “mercaderes de todo tipo y condición”….bueno…seguro que esto es un desvarío mío.

Para todo esto tiene que tener alguna poderosa razón, porque Ud. no puede ser tan mala persona como aparenta. Estaba de segundo y de repente se ha encontrado con un follón. Y para salir del apuro no le ha quedado otro remedio que ser capaz de enfrentarse a todo el colectivo médico de la Comunidad que preside tildándonos a nosotros de partidistas, sindicalistas, mentirosos, interesados y cosas peores que se le escapan de vez en cuando, seguro que por la presión a la que se ve sometido. Porque Ud. sabe que los médicos que nos hemos puesto en contra de su política esta vez somos de todo color político y condición. Y sobre todo sabe, porque se lo hemos razonado, que lo que nos ha sublevado ha sido el daño que se le va a causar a la sanidad pública y al ciudadano. Nosotros no tenemos porqué mentir, no tenemos que ganar ningún voto. Pero si sabemos lo que puede pasar cuando el motor de la sanidad es el dinero y no el paciente. Y yo le diría que no intente ponernos en contra de los ciudadanos diciendo cosas como que con nuestra actitud les perjudicamos. Es posible que no lo hayamos explicado bien, pero esta movilización ha sido porque queremos lo mejor para ellos, igual que para nosotros mismos y nuestras familias. Y ¿sabe una cosa? A la mayoría nos respetan mucho y saben de verdad cuando peleamos por ellos o no. Ahora saben que muchos nos la estamos jugando y perdiendo dinero por defender unos valores que son inmensos. Y esto lo agradecen. Y cada piedra que tira contra los auténticos defensores de sus intereses le va a volver como un boomerang.

Pero dígame, ¿de verdad no le preocupa que con los nuevos modelos de gestión se deteriore la asistencia que percibe el paciente?. ¿Va a seguir diciendo que con esto asegura sanidad pública, universal, gratuita y de calidad?

Sé que, como no hay dinero, hay que seguir trabajando al menos igual por lo mismo. Pero si Ud. saca dinero de la caja para gestores externos, o lo quita de los gestores internos que tiene (por cierto ya está bien 9 direcciones generales y 33 subdirecciones en la Comunidad de Madrid con todo su séquito y asesores según necesidad), o lo quita de la parte que corresponde a la asistencia. Como de aquí no se va nadie (la mayoría de los gestores internos son cargos políticos a dedo), por narices tiene que ir en detrimento de la bolsa dedicada a la asistencia. Claro que Ud. nos dice que con gestión externalizada esta disminución en los recursos financieros (lo que hay menos lo que deben de ganar las empresas que gestionen) lo pueden compensar con una buena política de recursos.

Si de verdad lo creen no sé porque no lo han hecho los que nos están gestionando o que problema tienen para hacerlo. Pero de todas formas tenga cuidado. La gestión de personal que realizan las entidades privadas para obtener beneficios se basan en la limitación de personal y en políticas de incentivos que priman el ahorro. Sin embargo la única política adecuada de incentivos es la que incentiva la calidad en sí misma y esto no siempre ahorra (en dinero). La disminución de personal y el incentivo por ahorro son un error, deterioran la calidad y a la larga resultará carísimo (en salud y calidad de vida).

Lo de sanidad universal, después de retirar la sanidad a los inmigrantes en situación irregular o hacer que la paguen a parte, que es lo mismo, resulta una aberración, una salvajada para muchos casos individuales y un insulto y no me permito ni una broma. Con este tema se les debería caer la cara de vergüenza. Se me pone la carne de gallina al pensar que van a tratar igual a muchos de nuestros hijos ahora que se están marchando fuera a buscar trabajo, como emigrantes a otros países y muchos también de forma irregular. Es Ud. político, pues busque con los políticos fórmulas de integración y de garantías internacionales y no de segregación, que para eso les pagan.

Lo de gratuita, lo será para Ud. si es que no paga impuestos. Los demás la pagamos y repagamos, y, como vemos, cada vez repagaremos más (véase el euro por receta que impone en su Comunidad).

Sr. González, ya se acaba el año. Estoy seguro de que se encuentra deprimido y triste por lo que está pasando, por tener que mentir a la ciudadanía a pesar de sus principios, por tener que enfrentarse con los médicos y el resto de personal sanitario cuando en el fondo los admira por cómo le han tratado siempre a Ud. y su familia y por como sabe se dedican día a día a su trabajo, incluso a pesar de desacreditaciones y desprecios como los que Ud. les ha hecho. Estoy seguro que sus deseos son otros y que lo va a intentar llevar a cabo. Estoy seguro que quiere dormir tranquilo y así no puede. Sé que va a intentar dialogar, que va a escuchar junto a su fiel Consejero las propuestas de mejora de gestión con los recursos públicos. Sé que nos va a animar, que no nos va a considerar sus enemigos sino sus aliados en busca de lo mejor para el ciudadano. Sé que, como servidor público que es, no puede soportar el tormento de hacer lo que sabe va en contra de los intereses reales de los ciudadanos e intentará no engañar mas a la gente (que además se le nota mucho, igual que al resto de políticos cuando, sin argumentar, repiten sin cesar el mismo mensaje, -publica, gratuita, universal y de calidad- no cambian ni el orden). Sé que quiere que el próximo año nos entendamos y que si no ha ocurrido hasta ahora es porque el final del año le ha pillado un poco cansado y ha sido muy precipitado todo después de la marcha de quién le dejo el pastel.

También se que sabrá rodearse de muchos y buenos expertos y asesores (esto seguro que sí) que sabrán orientarle para realizar una rectificación a tiempo que nos convencerá de veras de sus buenas intenciones y de ser realmente un garante del sistema sanitario púbico.

En cualquier caso gracias por atender estas líneas. Y no se quejará,… le he dado algunas buenas ideas….


Fdo: Joaquín Morera Montes
Médico de Familia

sábado, 15 de diciembre de 2012

Crisis en la sanidad madrileña o "Tratado de Parasitología Parte I (Etiopatogenia y Antecedentes Familiares)"






En Julio de 2011, durante el Curso sobre” Investigación, desarrollo e innovación de salud en España” que se celebró en la Universidad Jaume I de Castellón  tuve la ocasión de escuchar la ponencia que presentó Alfonso Bataller, alcalde de esa bella ciudad y, años atrás, Director General de Asistencia Sanitaria de la Generalitat Valenciana, con el título de “El modelo Alzira, resultados de interés”. En las últimas semanas, y en la medida en que ha ido “in crecendo”  la contundente respuesta de profesionales y pacientes a la declarada intención del Gobierno de la Comunidad de Madrid de privatizar la gestión de multitud de hospitales y centros de salud, siguiendo  el mismo modelo inaugurado en aquél hospital levantino, he vuelto a rememorar aquélla sorprendente disertación del médico y político valenciano.

Ningún resultado, contradiciendo así el título de su discurso, presentó Bataller del discutido modelo a pesar de ostentar el dudoso título de impulsor de dicho experimento. Y no los hay porque los responsables políticos de estas iniciativas jamás han consentido evaluaciones independientes, mientras que los de las que ellos realizan los guardan en lo más recóndito de algún cajón de su despacho, convirtiendo así en “acto de fe” el supuesto ahorro y las mejoras que introduce. Pero hubo tres aspectos que, a mi modo de ver, sobresalieron del triunfalista discurso delatando  sin duda cuáles son los elementos claves de la “innovación” de la gestión  sobre los que se hace rentable la iniciativa para las empresas que parasitan este sector público, el auténtico objetivo del modelo y que son:  el sometimiento de los profesionales sanitarios a los intereses económicos de las empresas a costa de modificar las relaciones laborales preexistentes en el sentido de priorizar el interés de aquéllas sobre los de los pacientes, la restricción tanto de personal como de servicios sanitarios fundamentales a los que pueden acceder los usuarios y la derivación de los que se prevé que van a ocasionar mucho gasto (básicamente enfermos mayores o con enfermedades crónicas) a otros hospitales, estos sí de gestión pública, donde los recursos habrán menguado por la sangría que provoca el propio sistema de transferencias público-privadas, sufriendo la  calidad asistencial un fuerte deterioro.

Hubo detalles significativos de su disertación que no me resisto a obviar aquí por lo ilustrativos que me parecieron. Uno fue cuando alardeó del entusiasmo que despierta en los foros ultra-liberales donde presentan este modelo todo lo que tiene que ver con la conculcación de muchos derechos laborales de los trabajadores sanitarios y cómo esto sólo es posible tras ningunear o anular el papel de los sindicatos a través de la modificación de la legislación que regula las relaciones  laborales (obsérvese aquí que hablamos de lo que ocurrió antes de que llegara la actual reforma laboral). Otro fue el relato de que cuando comenzaron a llegar, en los primeros años de este experimento, resultados negativos para las cuentas de las empresas adjudicatarias se procedió a identificar cuáles eran las causas de ello, resultando de entre las más evidentes el hecho de que los médicos de atención primaria del área sanitaria, aún bajo la gestión pública, derivaban “demasiados” pacientes al hospital privatizado por lo que, ni corto ni perezoso, se tomó la decisión más adecuada (para las compañías, no para los pacientes): privatizar también los centros de salud del área del hospital para someter también a los trabajadores del primer nivel asistencial al nuevo marco de relaciones laborales, aquél que determina que el trabajador que genera mucho gasto puede ser despedido o privado de algún complemento salarial.

No he olvidado la perplejidad con que gran parte del auditorio asistimos a tan inusitada ponencia apreciando “en vivo y en directo” la soltura con la que algunos responsables públicos parecen relegar el bien común, esto es la salud de los pacientes y los derechos de los trabajadores, a  un segundo plano ante los beneficios económicos de unos pocos. Hay datos de la tan referida experiencia que, aunque el munícipe no los aportara, es posible conocer  porque son de dominio público. La “experiencia Alzira”  comenzó en 1.999 con el Presidente Zaplana, dotando inicialmente a la asociación de empresas adjudicatarias (Adeslas, Dragados y Construcciones, Lubasa, Bancaixa  y la CAM) con 204 euros por habitante potencialmente beneficiario y año, aunque en ese monto no entraban los gastos de farmacia, prótesis, transporte sanitario y oxigenoterapia que seguían financiados con fondos públicos. Se disminuyó enormemente la ratio personal sanitario por paciente rebajándosele a aquéllos, además, el salario de forma muy importante  registrándose, a pesar de todo eso, grandes pérdidas en los primeros 4 años de funcionamiento. Fue entonces cuando la Generalitat valenciana rescató a las empresas adjudicatarias con 69 millones de euros de todos los españoles para, en premio por su excelente trabajo, volverles a adjudicar, a las mismas, un nuevo contrato de gestión. Este nuevo contrato se extendía, también, a los centros de salud de la zona de influencia del hospital, tal y como se comentó, incrementando entonces, eso sí, la cantidad que se les paga por cada paciente residente en la zona, hasta convertir al Hospital de la Ribera de Alzira en un centro masificado cuya gestión es más cara y de peor calidad que la de los demás hospitales públicos valencianos consiguiendo que, por fin y ahora sí, obtuvieran beneficio las empresas parasitantes.

Es este mismo modelo caro, despilfarrador, ineficiente, inequitativo, discriminatorio y de baja calidad el que pretende ahora instalar en la Comunidad de Madrid el gobierno del PP, con el objetivo no de ahorrar, como pregonan, sino de beneficiar a las empresas privadas en un sector que hasta ahora se había salvado con bastante eficacia de esta rapiña privatizadora. Ante la opacidad en los datos  que muestran  los responsables públicos que impulsan estas medidas algunas organizaciones profesionales y científicas han buceado en la bibliografía internacional y han sacado a la palestra, como hizo el Presidente de los Colegios de Médicos de España, Dr. Rodríguez Sanín, que esta fórmula básicamente ha sido un fiasco allá donde se ha puesto en marcha, que nunca ha demostrado mejor eficiencia en la gestión sino, casi siempre, más gasto y peor calidad en la asistencia, pues según un ambicioso estudio publicado recientemente  en el “British Medical Journal”, el Reino Unido, donde se iniciaron estas experiencias en época de la Sra. Thatcher,  ha gastado un billón y medio de euros como consecuencia de esta política privatizadora por lo que, ahora, intentan rescatar los hospitales afectados y devolverles al sistema público ante el desastre económico producido, así como que en Italia se ha objetivado un importante incremento de la mortalidad entre los pacientes que son tratados en estos centros privatizados.

Hay que ser poco optimistas sobre el futuro de la sanidad pública madrileña a pesar del rotundo rechazo a los planes privatizadores del PP que está manifestando la ciudadanía, profesionales sanitarios, trabajadores de la salud y pacientes. La incapacidad de respuesta y el enrocamiento de los responsables sanitarios de la Comunidad de Madrid demuestran lo que nos imaginábamos: que no es posible la vuelta a atrás de estas políticas porque los compromisos adquiridos desde que la Sra. Aguirre comenzara a construir los Hospitales que ahora pretenden privatizar son, en la práctica, irreversibles y el jugoso negocio sobre el que se monta la operación y las redes clientelares que ya se han establecido tienen atados de pies y manos a gestores y empresas.  En realidad, y como muchos pensábamos, estas medidas no son fruto de la inexperiencia y el desapego por lo público de los actuales dirigentes de la comunidad madrileña, sino que asistimos una etapa más de una estrategia iniciada hace al menos 6 años y cuyas ramificaciones están más arraigadas de lo que se pensaba. Unas recientes declaraciones de Ignacio González manifestando que el proceso de privatización “es inevitable”, lejos de resultar convincentes han sonado más bien al reconocimiento de la impotencia  de quien se ve atrapado, aunque no quisiera estarlo tras el masivo rechazo provocado por sus intenciones, por compromisos ineludibles que, ahora más que nunca, debe conocer en profundidad y con todo lujo de detalles la ciudadanía agraviada.

Mientras todo esto pasa y la indignación crece muchos no olvidan algo que queda como un penoso borrón que ahonda aún más el divorcio de los ciudadanos con las dos grandes fuerzas políticas nacionales y que en parte explica cómo este desafecto afecta también al PSOE, hoy en la oposición, e incrementa la sensación demasiado extendida de que ambas defienden los mismos intereses de los grandes grupos financieros y desarrollan, básicamente, las mismas políticas: el PP hoy no podría privatizar la sanidad pública si el PSOE no hubiera apoyado en su día con sus votos la Ley 15/97 que convierte, de facto, el sistema sanitario público en un mercado donde cualquiera puede meter la mano para comprar y vender  lo que es propiedad de la gente comprometiendo algo que es fundamental:  el aseguramiento de un derecho de todos los ciudadanos.



Manuel Díaz Olalla














(Un día después de escribirse esta modesta crónica de la infamia política y social, y sin duda sin ninguna relación con ella, el grupo socialista en el Congreso de los Diputados presentó una moción instando la derogación de la lamentable Ley 15/97,que tanto daño ha hecho ya a la sanidad pública española. Como era previsible dicha petición fue tumbada por el rodillo del PP. Todo esto ocurre mientras cae lo que está cayendo y tras múltiples declaraciones de destacados miembros del PSOE negando que la tan citada norma sirviera para la privatización del sistema sanitario público. Los hechos, tozudos, se han encargado de mostrarnos lo contrario, como así lo determinaron sentencias como la del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Valencia en la que se sienta que la barbaridad del Hospital de  Alzira es legal porque la ampara la Ley 15/97.
“A buenas horas mangas verdes” como titula su artículo sobre este tema Nines Maestro, cuya lectura es imprescindible para entender lo que pasa, y por qué, alrededor de la privatización sanitaria. Se puede acceder a él desde este link: http://www.lahaine.org/index.php?p=65876  )

Reseña bibliográfica: “LOS QUE TIENEN Y LOS QUE NO TIENEN. Una breve y singular historia de la desigualdad global”, de Branko Milanovic. Alianza Editorial, 2012




Estamos ante un libro diferente, distinto, un ensayo auténticamente capaz de cambiar, en el lector atento e interesado, la manera de ver y entender este mundo. Que no es poco. Esta obra de Branko Milanovic, economista y jefe de investigaciones sobre desarrollo del Banco Mundial, es un recorrido sin par por el universo de la desigualdad, tanto  ahora como en las épocas de las que existe información para ese análisis, su auténtica dimensión, sus manifestaciones sintomáticas y las herramientas que podemos usar para visualizarla. Desde este punto de vista el autor ha escrito un tratado orientado a desenmascarar muchas de las trampas que, cada día, nos tienden para que no seamos conscientes de la auténtica realidad del mundo en que vivimos, que no es otra que ésta en la que los ricos siguen amasando sus enormes fortunas a costa de los pobres. Como fue siempre aunque ahora, según nos cuenta, todavía más. Porque la historia económica contemporánea, salvo dignos episodios, ha sido la historia del incremento y la consolidación de las desigualdades. El sistema capitalista desregulado las necesita pues está planificado para la acumulación de capital en, cada vez, menos manos. Y, aunque no lo aborde directamente, la crisis que vivimos es tan sólo un ciclo calculado más que realimentará el propio sistema, es decir, acabará algún día mostrando su previsible resultado: mayor concentración, aún, del dinero en las manos de los más ricos tras vaciar las de los demás.

La propia estructura del libro es todo un hallazgo grato y reconfortante que consigue hacer más liviana su lectura. Configurado sobre tres grandes áreas temáticas, la desigualdad entre personas, la desigualdad entre naciones y la desigualdad en el mundo (entre todos los habitantes del mundo considerado, aquí sí, como una aldea global), Milanovic consigue a partir de exposiciones claras y pequeños relatos escritos como si fueran cuentos (“ilustraciones”) desbrozar el camino de los superfluo para mostrarnos cómo es y cómo funciona la desigualdad de forma descarnada. De esta sencilla forma comprendemos cosas tan importantes como que los ricos prefieren hablar de pobreza antes que de desigualdad, porque esta les señala con el dedo directamente, por qué la globalización económica no disminuye las diferencias como se pensaba y por qué tras la revolución industrial la distancia entre países se ha hecho tan enorme a la vez que han disminuido las diferencias de clase dentro da cada uno, de tal forma que hoy en día los intereses de los proletarios de los países ricos están enfrentados a los de los países pobres por lo que las teorías marxistas de la lucha de clases en el contexto del internacionalismo han perdido vigencia. Por eso los más pobres de los países ricos tienen más que la población media de los países pobres lo que genera la enorme presión migratoria internacional y muchos de los brotes de violencia que hoy registra el mundo.

Pero el autor explica también por qué la clase media, inevitablemente, deja de cosechar los beneficios de la redistribución fiscal de tal forma que, en este y en otros pasajes, a mi modo de ver sus explicaciones se tornan muy técnicas, muy centradas en la versión más “economicista” de esa realidad que observa con demasiada lejanía, con poca implicación y con cierta frialdad. Como si el efecto de esas diferencias que tan sabiamente desmenuza no estuvieran en la base del enorme sufrimiento que soporta una gran parte de la población del mundo que carece de lo básico para llevar una vida digna. Con el gran argumento de fondo de que la desigualdad no es buena para el crecimiento, el Banco Mundial  y Milanovic como miembro destacado del mismo, llevan años enfrascados en su propia lucha contra la pobreza. Una campaña y unas enseñanzas que, se hagan con el objetivo que se quiera, son muy de agradecer por  la gran aportación que hacen de mostrar las intolerables desigualdades mundiales y locales existentes, abriendo los ojos de muchos que permanecen alejados de esa realidad.

De la misma forma que el lector sacará la impresión de que el autor ha escrito este magnífico libro ante la necesidad de generar conocimiento en aquéllos lectores u oyentes que le escuchan o leen en otros contextos más elaborados, considerará también que es una obra fundamental para quienes por su trabajo o por su gusto analizan cómo funcionan las cosas de este mundo en el que la desigualdad económica constituye un eje fundamental de análisis y una explicación permanente de todo lo que sucede.

Imprescindible, sin duda.

José Manuel Díaz Olalla

(Publicado en la Revista "Temas para el Debate", nº 217, Diciembre de 2012)