martes, 18 de agosto de 2015

Atropellada y torpe, pero sentida, despedida a Javier Krahe, ese gran maestro, el mejor, el incomparable...


Foto Diario Público

Queridos amigos todos y admiradores de ese gran poeta que nos acaba de dejar:

Ayer, mientras me encontraba en la capilla ardiente de Javier Krahe, con Paco y Pilar, intenté hacer un repaso mental de sus mejores letras para encontrar una que se pudiera aplicar, como si hubiera sido premonitoria, al triste momento que estábamos viviendo.

Bueno, como sabéis, de esas hay muchas porque la muerte era una de sus obsesiones y uno de sus temas de inspiración preferidos. De repente me pareció encontrarla, aunque no fluía la letra fácilmente, sin duda por las cosas de la enfermedad esa tan común a la que puso nombre un alemán del que, oh fatalidad, no recuerdo su nombre.

Balbuceaba yo al oído de Paco unos versos de la misma por si despertaba, así,  sus recuerdos también adormilados; "mientras me doran la peana", le insistía, pero el resto del texto persistía escondido, y sin aflorar, en algún rincón del encéfalo.

Por fin esta mañana surgió y os la envío: es la letra de la canción "Y todo es vanidad", la que, según me parece, más se ajustaba a ese triste momento, en particular sus 3 últimas estrofas....

Va por él, va por Javier. 

Por los grandes momentos que nos regaló.

Por ese genio.

Y  una anécdota: ayer, mientras me despedía del querido Krahe, él ahí, de cuerpo presente, y por eso de la fuerza de la costumbre, una de las fuerzas más potentes y destructivas que existen, mi brazo avanzó hasta situar mis dedos índice y medio de la mano derecha en mi frente con intención, claramente, de santiguarse, o sea, de santiguarme,  y, si no llego a tener suficientes reflejos, lo hubiera  hecho allí mismo!! Imaginaos! Por menos de eso me hubieran expulsado de ese venerable lugar mientras el finado se hubiera revuelto en su lecho maldiciéndome para los restos..... Menos mal que no lo hice!!!! Los reflejos, que aún funcionan….

Y todo es vanidad

Gracias a mi conducta vagamente antisocial
temo no verme nunca encaramado a un pedestal:
no alegrará mi efigie el censo de monumentos,
no vendrán las palomas a rociarme de excrementos.
Y es una pena, la verdad,
porque sería muy bonito
servir de adorno en mi ciudad
sobre un gran bloque de granito.
Pues qué penita y qué dolor,
no tendré estatua, no señor.
Gracias a mi postura más bien anticlerical
no será un siglo de éstos cuando entre al santoral:
no acudirán beatas a pedirme un milagrillo,
no vendrán los ladrones a vaciarme el cepillo.
Y es una pena, la verdad,
porque tenía cierta gana
de echarle un ojo a la deidad
mientras me doran la peana.
Pues qué penita y qué dolor
no tendré culto no señor.
Gracias a que mi musa se las da de cerebral
son pobres mis compases para expresión corporal:
no danzarán mis prosas las reinas de discoteca,
no vendrán los carrozas a hacer su gimnasia sueca.
Y es una pena, la verdad,
porque sería algo inefable
cambiar la torpe realidad
y ser o Borges o bailable.
Pues qué penita y qué dolor
no tendré el Nobel, no señor.
Gracias a mi tozuda decisión existencial
no cabe entre mis planes dar ningún salto mortal:
no gozará las honras funerales mi alma en pena,
no vendrán los gusanos a tirar de la cadena.
Y es una pena, la verdad,
porque sería algo divino
ver cómo todo es vanidad,
y yo en decúbito supino.
Pues qué penita y qué dolor
no tendré esquela, no señor.
(Javier Krahe )

Seguimos el duelo.

No sé si has leído que la noticia del fatal desenlace (para que Paco apunte lo de "fatal" a la lista de calificativos que siempre se usan con un mismo sustantivo, como pavoroso incendio, pertinaz sequía, marco incomparable, irreparable pérdida, reputadísimas hermanas, etc) la dio Carbonell por twitter, transcribiendo unos versos del propio finado, de esta forma:

"No digáis "se nos fue el mejor de todos, malogróse el cumplido cantautor, era bueno, tenía suaves modos" y, continúa, "“sentado esté a la diestra de Dios Nuestro Señor".

Efectivamente es muy fácil buscar alusiones a su último acto del puño y letra del desaparecido cantante para usarlas como epitafio. Como decíamos ayer, no en vano la muerte,  la religión, y el sexo, eran sus obsesiones más productivas, al menos desde el punto de vista artístico. 

Te he buscado, para que no te falte de ná, la canción de la que se extrae esta fatídica estrofa, la que te envío a continuación. Se trata de la pìeza "Los siete pecados capitales" del disco "Haz lo que quieras" del año 1987.

Los siete pecados capitales

Si me toca cantar cuando los cisnes,
si se acaba esta eterna juventud,
si la Flaca me aparta del show business,
cerrad también el pico al cerrarme el ataúd.

No digáis “se nos fue el mejor de todos”,
“malogróse el cumplido cantautor”,
“era bueno y tenía suaves modos”,
“sentado esté a la diestra de Dios Nuestro Señor”.

Mi conducta, señoras y señores,
no es perfecta, dicho sea inter nos
si palmara en la fe de mis mayores
seguramente no le agradaría verme a Dios.

De los siete pecados capitales
me manejo como un artista en tres,
no hay violetas en mis juegos florales,
soberbia que se precie, o es soberbia o no lo es.

Porque más que tender a vanidoso
soy proclive al desplante de Luzbel
y si Dios, de por Sí, ya es quisquilloso,
figúrate tú el facha del arcángel San Gabriel.

Me pregunto qué tiene la pereza
para ser un pecado capital,
mas lo es y a mí, por naturaleza,
me aburre la hormiguita y la abejita y el panal.

A pesar de que un vago muy notorio
llegó a santo patrón de mi lugar,
yo tendría que hacerme el purgatorio
y eso es poner el alma de nuevo a trabajar.

Si la ira, la gula o la avaricia
son peccata minuta para mí,
de la envidia no tengo ni noticia
parece un poco raro, pero es cierto, y es así.

Aún sin ser desbocada mi lujuria,
uno, en fin, se limita a la mujer,
al obseso del papa y a la curia
les jode enormemente cuánto a mí me da placer.

Y me excluyen de sus “ego te absolvo”
y me excluyen de su Jerusalén,
cuando rinda por fin mi último polvo
tendré que decir “¡mierda!” donde hay que decir “amén”.

Y tendré que buscarme alternativas
en la nada o en la reencarnación,
ambas dos, aún con cosas negativas
sin tanto ser supremo allí en perpetua exhibición.

No digáis “se nos fue el mejor de todos”,
“malogróse el cumplido cantautor”,
“era bueno y tenía suaves modos”,
“sentado esté a la diestra de Dios Nuestro Señor”.



A continuación va el link, por si quieres escucharla:




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Nada, lo dicho, pérdida irreparable, de verdad.

Acabo con la trilogía aquí.

He descubierto estos días, en este continuo repasar sus temas, que no es exactamente como os decía eso de que la muerte era una de sus obsesiones. No. Es la obsesión permanente. Diríamos que es su "modus muriendi". Podemos decir que, sin exageración, era algo extraordinario. Que su obra es un inmenso auto-epitafio del principio al fin. Incluso cuando parece que habla y canta de otras cosas.

Termino con una de mis/sus canciones favoritas, la que sin duda me habréis oído cantar más de una vez: "Don Andrés Octogenario". En un disco-homenaje publicado hace unos años, Joaquín Sabina hace una versión de esa canción, y adjudica al propio autor del tema el protagonismo que éste había asignado al tal Andrés en sus últimos momentos. De esta manera, el que experimenta la sorprendente erección en tan inconveniente instante no es el octogenario, sino el propio Krahe. Así que, no sabemos si premonitoria o no, os copio para finalizar los últimos versos de la canción tal y como los interpreta, y se los dedica, Sabina al desaparecido y admirado poeta y cantante:

Don Andrés octogenario

"Y al pobre Don Javier,
lo enterraron muy mal, 
entreabierta la caja.
La muerte lo abrazaba 
de un modo especial,
lo que tampoco es paja"

Javier Krahe

Quizás haya sido así. Ojalá.

Manolo


Increíble pero cierto, examino la letra de una de sus canciones, quizás la aparentemente más inocente, “Días de playa”, y observo con perplejidad  que incluso en estas circunstancias tan placenteras, el ya mítico cantante de nuestras entretelas, con lo que más disfrutaba es “haciendo el muerto”.

Predestinati!!!! Descanse en paz. Seguro que sí!!!

Con todo el cariño y la admiración.

Y, ante todo:

"No pienses que en tus lutos me inmiscuyo,
quizá viniste a ver a un muerto tuyo,
hay tantos R.I.P.és.
Abrázame el ciprés."


(De "El ciprés", en: http://www.cancioneros.com/nc/10786/0/el-cipres-javier-krahe)