miércoles, 5 de febrero de 2014

El Síndrome Gamonal

(Circulado en twitter. Tomado del blog "yo me tiro al monte")

En Medicina se utiliza el término “síndrome” para denominar a aquél conjunto de síntomas que aparecen habitualmente juntos por lo que es posible comprenderlos como una sola entidad nosológica. Por eso no puedo adscribirme sin más a la corriente que denomina al fenómeno del que vamos a tratar como “síntoma”, por demasiado simplista: muchos titulares de prensa del mes de Enero así lo llaman, el “síntoma Gamonal”. Pero no, lo allí visto es una enfermedad compleja con síntomas variados aunque comunes, que ya hemos observado en este país en ocasiones recientes, desde el 15M hasta la Marea Blanca, pasando por la huelga de la limpieza en Madrid.

El 1 de Febrero de 2014 el portal wikipedia ya tenía una página que bajo el título “El conflicto de Gamonal de 2014” informaba de los sucesos acaecidos en ese barrio burgalés entre el 10 y el 17 de Enero de ese año (http://bit.ly/1i7Et0c).

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Relación de síntomas que definen la entidad clínica

1.- La gente por delante de la política y de los políticos. A años luz. Cuando estos van, la gente vuelve. Porque la gente está cansada de esa forma de hacer política, la tradicional, la que nos han dado durante años después de una transición que no puso a nadie en su sitio. Es la politiquilla estrecha que han realizado por igual todos los partidos sin distinción siempre que han llegado al poder, esas estructuras anquilosadas que, en su formato actual, han dejado de tener legitimidad ante los ojos de muchos ciudadanos. Se trata de servir los intereses de los poderosos (bancos, multinacionales, empresas constructoras, grupos de poder, últimamente empresas privatizadoras de la sanidad, etc), esos mismos que luego financian a los partidos y abren sus puertas y hasta sus consejos de administración a los dirigentes cuando abandonan la vida pública. Lo hacen a costa de actuar contra el interés general y los derechos de la mayoría de los ciudadanos. En realidad estos políticos son máquinas de poner dinero público en manos privadas, que son manos de amigos, clientes, correligionarios, familiares, tracatanes, testaferros y otros adláteres,  para mayor gloria y beneficio de estos, aunque el aparataje con que se justifique la operación nos lo venda falsamente de bien común. En la enfermedad detectada en aquél popular barrio burgalés la ecuación se ha planteado con los siguientes sumandos: hacer un bulevar con un parking subterráneo con plazas de pago que la gente ni quiere, ni le interesa, ni puede pagar, a costa de eliminar los aparcamientos gratuitos de superficie,  poniendo de esta forma en manos de un conocido y rico constructor un negocio de 8 millones de euros (serán más cuando vengan con los sobrecostes que habrán de pagar los burgaleses) para que no pare la fiesta del despilfarro y el descaro mientras que el adjudicador, el Ayuntamiento del PP, cierra guarderías públicas en aquél barrio por no disponer de 12.000 euros para la reforma de alguna de ellas.

La actitud patética de la oposición en el pleno que celebró el Ayuntamiento de Burgos el día 17 de Enero sobre este asunto, absteniéndose de señalar la connivencia del partido gobernante con quienes se benefician de sus políticas contrarias al bien público, incide sobre la gravedad de este síntoma: no se trata de partidos, se trata de estas políticas  y de estos políticos.

La gente, por delante de ellos, a siglos, marcándoles no sólo el paso y cuál debe ser el camino sino también hasta dónde está dispuesta a luchar para defender sus derechos, es la muestra más evidente de que esta farsa ha terminado su ciclo de impunidad y de que estas políticas y quienes las quieren perpetuar por acción o por omisión no sirven en este momento histórico. Y la insistencia en demostrarnos lo ajenos que viven a la realidad y a los problemas de la gente sólo informa de que es urgente verles transponer para dar paso a otras personas que entiendan que hay otra forma de entender y administrar lo público.

Para entender mejor lo que pasa, quiénes son todos estos personajes y a lo que se dedican y comprender el inmenso cabreo de la gente, lean este espléndido trabajo de investigación de Ignacio Escolar en eldiario.es:  http://bit.ly/1artGyf.

2.- La insuficiencia de quienes detentan el poder: su incapacidad para entender lo que pasa. Este alarmante y frecuente síntoma aparece en los pródromos de la enfermedad y, en la que analizamos, el Síndrome Gamonal, se escenificó en forma destacada en las declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno español el 17 de Enero, en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros, en que manifestó (la cita no es textual pero es muy aproximada) que no podía entender las masivas manifestaciones de los vecinos de Gamonal toda vez que los indicadores macroeconómicos empiezan a mejorar de manera clara. Este síntoma rebela dos cosas, la necesidad imperiosa que tienen de escenificar que la gente es tonta por no darse cuenta de que por encima de su tragedia cotidiana están los datos que la desmienten, y que quienes protestan manifestando su indignación en realidad tienen otras intenciones, sin duda aviesas e inconfesables, aunque muy probablemente en la onda de derribar a un gobierno legítimo, tumbando el régimen que nos han dado.  Es suponer que la gente a la que están machacando la existencia con políticas de corrupción, recortes y descaro hasta límites indecibles, se levanta una mañana y, en paro, sin guarderías, soportando a sus espaldas todo el peso de este transvase desvergonzado de lo que es de todos a las manos de unos pocos, esa gente que se asoma a la ventana de su casa y ve cómo se inician las obras del bulevar del despilfarro, vaya a decir “Bueno, me voy a quedar callada, aunque se están riendo de mí, porque esta mañana ha bajado una centésima el diferencial con la deuda alemana”. Nos toman por estúpidos definitivamente porque además no se dan cuenta de que la gente ha aprendido tanta economía en los últimos tiempos que sabe que ese dato irrelevante y escaso no comunica nada más que todo sigue peor que nunca.

Solo le faltó decir a Doña Soraya: “Pero ¿qué les pasa? ¿por qué protestan si todo va mejor? ¿O es que no han visto los zapatos que le he comprado a mis niños?”. Tan ridícula fue la respuesta de esa señora que no he podido por menos que recordar la leyenda de la célebre viñeta de Chumy Chúmez, en la que un indigente leyendo un periódico donde se reproducen las palabras de algún destacado dirigente, y ante las gráficas de la prosperidad económica apostillaba: "Anda, si resulta que tengo un nivel de vida que para mí lo quisiera yo". Es decir, que con los macrodatos disponibles difundidos por este gobierno vamos a descubrir enseguida que la gente de Gamonal tiene un nivel de vida que para ellos lo quisieran. ¡Y no lo saben!

Item más, la presencia de un dirigente torpe e incapaz, urdidor de concesiones sospechosas, que gusta de alternar con lo peor de cada casa y atento siempre a la porción de la puerta giratoria en que pueda entrar cuando le toque, es un dato imprescindible en la patogenia del síndrome. Este rol  lo asume con holgura y sobrada desfachatez el lamentable alcalde de Burgos, del PP, Lacalle, que en una semana y a golpe de justa indignación popular y llamadas de atención de sus superiores, pasó de un “no pasarán” inamovible, a un “pasarán de momento y luego ya veremos”, para acabar, el mismo día, con  “que pasen todos los que quieran, que yo  me retiro del escenario”. Pero con todo, a mí me parece que lo más lamentable de este personaje no ha sido la falsa y ridícula tozudez de sostenella y no enmendalla  para acabar envainándosela, sino el argumento que ha esgrimido desde el principio en su intento fallido de no apearse del sospechoso e inútil proyecto faraónico rechazado por todos: que lo llevaba en el programa electoral. ¿Sí? ¿Y qué? ¿Qué justificación es esa? ¿O es que este señor no sabe que el máximo dirigente de su partido, el Presidente del Gobierno, no sólo no cumple una sola de sus promesas electorales sino que encuentra motivos todos los días para no hacerlo y hasta para hacer lo contrario de lo que prometió? Las encuentra y nos las cuenta. Sin caérsele la cara de vergüenza. ¿Así que el Sr. Lacalle tenía el bulevar en el programa…? Pues bien, ése, según nos enseñan, es un motivo que vale tanto para llevarlo a cabo como para no hacerlo. Pero escogió la opción equivocada.

3.- El fracaso de los medios de comunicación tradicionales: la constatación de que no sirven ya para una sociedad moderna, libre y avanzada que exige conocer la verdad. En realidad se trata de otra manifestación del primer síntoma con el que comparte la etiología: la gente va muy por delante de los medios tradicionales y da lo mismo que estos sean de derechas que de izquierdas, en el supuesto caso que de los últimos existieran entre los de gran difusión. Pasa lo mismo que con los políticos, seguramente porque los medios representan los mismos intereses y sus propietarios son los mismos que se benefician de las políticas trasnochadas de los dirigentes que las impulsan. Los propietarios de las grandes compañías mediáticas (bancos, multinacionales, empresas constructoras, grupos de poder, últimamente empresas privatizadoras de la sanidad, etc) reciben los beneficios de las políticas que ellos mismos dictan y luego, agradecidos, acogerán en sus órganos de dirección a sus intermediarios benefactores. Así funciona esto. Dale que te pego, sin descanso. Para mayor desarrollo de la etiopatogenia de este síntoma no dejen de leer el brillante artículo de Carlos Sánchez publicado el 2 Febrero de 2014 en el periódico digital El Confidencial titulado “Pedro J. Ramírez, ¿asesinato o suicido?” (http://bit.ly/1bh6j5E).

En todo caso y con la misma fuerza y espontaneidad con que surgen los movimientos de  resistencia en la calle, impactan con fuerza los medios alternativos por internet y el alcance de las redes sociales. Sin ellos, sin esa comunicación horizontal y no sujeta a control ni censura, no hay duda, no se hubiera desarrollado el síndrome como lo ha hecho y la inmensa mayoría de la gente hubiera tragado con la explicación de los políticos del momento, transmitida con fruición e interés por los medios afines, de que las reivindicaciones vecinales eran locuras imposibles y quienes las promovían una minoría extremista, exaltada y cuasi-criminal.

En la práctica toda la estrategia de los medios de comunicación de masas sobre este asunto ha perseguido permanentemente la manipulación de la información y la tergiversación de los hechos. Con independencia del editor-propietario de cada periódico, emisora de radio, agencia o canal de TV concreto y de su supuesta posición en el espectro político, todos han intentado ocultar la verdad y la gente lo ha contrarrestado a base de enseñarla vía washapp, twitter, facebook, periódicos no convencionales y otras herramientas tecnológicas. En el desarrollo de este proceso mórbido no hay que desdeñar el hecho de que el principal beneficiario del negocio de la construcción de la tan innecesaria como suntuosa obra, Méndez Pozo (a/ El Jefe), sea, también, dueño de periódicos y televisiones cuyas licencias las han concedido, claro,  sus amigos que gobiernan las administraciones, ¿me siguen?, y aquí, como en otras áreas de lo que podemos llamar la economía por la geta, la solidaridad gremial pesa mucho.

Recojo a continuación algunos casos de esta manipulación que ilustran en su intensidad el alcance de este síntoma prominente.

  • ·         La Agencia Efe distribuye el día 14 de Enero a otros medios imágenes de coches calcinados, con el reclamo de que eran fruto de los disturbios de Gamonal, cuando en realidad lo eran de acciones de kale borroka en Lasarte, Guipúzcoa, que acontecieron varios años antes (http://bit.ly/1bkQkGP). Cabe decir que uno de los medios que los publicó, Euronews, difundió que no procedían de Efe sino de TVE. Que se sepa nadie ha pedido disculpas ni dado una explicación, no ya por el burdo intento de engañar a la gente, sino por la falta de respeto a la inteligencia de los ciudadanos que nunca podrían entender cómo ni por qué los vecinos de Gamonal fueran a quemar sus propios coches. A lo mejor para arreglar, y esta vez de forma definitiva, el maldito problema del aparcamiento.
  • ·         Un intrépido reportero de RNE transmite su crónica en directo desde el barrio de Gamonal mintiendo sobre el hecho de que los vecinos han destrozado varios comercios. Cuando algunos de ellos que le escuchan le corrigen aclarando que en el barrio no se ha tocado ni une sólo de esos establecimientos e invitándole a que recorriera sus calles para comprobarlo, es decir para que dejara de engañar a los oyentes y se ajustara a contar la verdad, comenzaron a oírse las quejas de los “conductores” del programa desde Madrid porque “no dejan trabajar a los periodistas”, les coartaban su libertad para informar e incluso, llegaron a decir, ponían en peligro su integridad física. Increíble la desfachatez. pero cierta, que se puede oír aquí para bochorno de los periodistas de este país: http://bit.ly/1aXXkpr.
  • ·         La presentadora de TVE Mariló Montero transmite en directo lo que acontece frente al Ayuntamiento de Burgos durante el pleno del 17 de Enero en que se discute la paralización de las obras de la discordia. Desde Madrid entrevista a Manuel Alonso, líder de la protesta vecinal quién, con muchos otros vecinos de Gamonal, protesta ante la puerta del Ayuntamiento. Algún huevo, seguramente pocos para la tortilla que se hubieran merecido los munícipes allí concentrados, vuelan hasta estrellarse en la fachada de la casa consistorial. Las preguntas reiteradas de la periodista al Sr. Alonso son todas sobre quién tiró los huevos (como intentando encontrar la respuesta que obtuvo el famoso rapero cubano Molano y su Clan 537 en el épico tema: “¿Quién tiró la tiza? ¡El negro ése!”). Hasta que éste, el vecino, dándole un ejemplo de mesura y de periodismo sensato y de utilidad pública le preguntó si acaso no le interesaba conocer cuáles eran los problemas de los vecinos de Gamonal, ya que ninguna pregunta de las que le había formulado la avezada locutora incidía sobre ello. El vídeo está aquí:  http://www.youtube.com/watch?v=cjLwfaH0Auo. De él se deduce tanto la falta de interés de la periodista y de su medio por los problemas de la gente y por las auténticas causas del conflicto, como el amarillismo en el que se mueven los medios de comunicación tradicionales y su obsesiva tendencia a criminalizar a quienes protestan.
  • ·         En el ejemplo que sigue resulta más que una broma el interés de la periodista de La sexta TV por relatar la violencia con que los manifestantes tumban las vallas de la calle Vitoria cuando las imágenes que ven los espectadores simultáneamente muestran una manifestación de gente pacífica y calmada que mayoritariamente intenta no rozarlas. Simplemente patético:  http://www.youtube.com/watch?v=Be_s7yiKYIs.

En relación a este grave síntoma de los media falsificadores de la realidad hubo otro asunto también muy clarificador sobre los conceptos que tienen algunos periodistas de su trabajo y de la función de la administración pública. En una tertulia mañanera de la cadena SER, en concreto la del día 16 de Enero del año en curso, intervenían un periodista del Diario de Burgos (periódico propiedad de Méndez Pozo, como se ha dicho constructor beneficiario del negocio de la obra de Gamonal en la que figura como “director de la obra”) e Ignacio Escolar, de eldiario.es  y burgalés de nacimiento. El primero le reprochaba al segundo el tratamiento que estaba dando al caso a pesar de que, el desagradecido, siempre había recibido un buen trato de ese periódico. Pero lo más chocante ocurrió cuando el plumilla del diario burgalés le afeó a Escolar que siempre señalara a su jefe como “un corrupto” cuando, aunque lo fuera y por ese motivo le hubiera condenado la justicia, ya había pagado por ese delito el castigo que se le impuso, no entendiendo por ello cuál era el impedimento para que contratara con la administración, o con quien quisiera, como un ciudadano más. Ese relato no se ajusta del todo a la realidad pues el constructor y propietario de medios Méndez Pozo fue condenado por corrupción, en connivencia con cargos del PP, en 1994 a 7 años de prisión en el llamado “caso de la construcción de Burgos”, del que sólo cumplió 7 meses. Propietario o partícipe de hasta 62 sociedades, editor de siete periódicos en su mejor momento, una agencia de noticias y dueño al 50% del canal autonómico de televisión de Castilla y León, tras su paso por la cárcel logró que no pasara un solo día en el que su persona no tuviera reflejo en noticias que glosaran su capacidad como empresario creador de empleo o benefactor. Fue claro Escolar cuando contestó a quien le interpelaba que el motivo por el que no debiera contratar con la administración un constructor con semejante currículum no es la legalidad sino una cosa que se llama moralidad. Evidente, el Dr. Mengele, que en el infierno se halle, podría haber sido juzgado y haber cumplido la pena que la justicia le impusiera por sus horrendos crímenes en el campo de concentración de Auschwitz, lo que por desgracia no ocurrió, pero a ver quién hubiera sido el guapo, o el geta, que le hubiera dado luego trabajo en un puesto avanzado de la Cruz Roja.

Pero en esa discusión queda bien representada la realidad de la prensa en España: ¿alguien puede creer que el periodista del Diario de Burgos era libre e independiente y estaba convencido de sus argumentos cuando defendía con ellos a la persona que le paga el salario?  Evidentemente no. Lo cierto es que, de la misma forma que sin la existencia de una comunicación alternativa y horizontal (las redes y los medios digitales de escasa cobertura) no se hubiera extendido y conocido la enfermedad, si no se hubiera identificado a “El Jefe” de Burgos detrás de la trama bulevariana, con seguridad el proceso morboso hubiera quedado abortado en los pródromos. ¡Cómo lo sabrían de bien los manifestantes de Gamonal que, cuando “bajaban” a Burgos a manifestar su enfado, no terminaban ante el Ayuntamiento sino ante la casa de Méndez Pozo!

Atención que ese síntoma es muy sobresaliente y en ocasiones adquiere tal virulencia que llega a ocultar a otros más significativos. Estas prácticas de manipulación tan extendidas no hacen más que poner en ridículo a estos pregonantes y falsarios defensores de la libertad de expresión, que hasta se atreven a dar clases a otros de los que, quizás, debieran aprender, como si no nos diéramos cuenta de cómo nos pretenden engañar, no sólo con maniobras como las descritas sino también al constatar cómo desde el poder se controlan los medios de comunicación públicos (RTVE, ese esperpento) y privados (véase el caso de el diario El Mundo y la desfenestración de su director).

4.- La represión desmedida, además de la calumnia, como respuesta del poder, junto con la criminalización de los que protestan. Se trata de un síntoma que aparece en la práctica totalidad de los casos y, en su desarrollo, agrava el pronóstico poniendo con frecuencia en riesgo la eficacia del tratamiento. En general necesita que el síntoma anterior, el número tres, esté bien establecido. En el enfermo que nos ocupa, desde el inicio de la crisis la policía se empleó a fondo con los manifestantes, a la vez que eran presentados ante la opinión pública como extremistas violentos. Sorprendía el dato de que, en la mayoría de las fotos que llegaban de lo que en aquél barrio pasaba, se veía siempre encabezando las protestas a ancianos, niños y señoras “de su casa” con el carrito de la compra. Había, podemos decir, una disonancia entre lo que nos contaban y lo que veíamos cuando no controlaban las imágenes (es decir cuando no tenían tiempo de enseñarnos los coches calcinados de Lasarte y llegaban antes las fotos de washapp de los paisanos que los montajes de Efe).

Peligrosos extremistas manifestándose en Gamonal.
(Fuente: alrevesyalderecho.infolibre.es)

El día 13 de Enero, en el programa de radio de la ya mencionada cadena SER, fue entrevistado el Secretario de Estado de Seguridad, Sr. Martínez, quien aprovechó la ocasión para enviar dos mensajes a la audiencia: uno, que lo que ocurría en la periferia de la capital castellana estaba causado por peligrosos grupos de antisistemaitinerantes y muy violentos, que caían ahora en ese conflicto como podían caer mañana en otro a cientos de kilómetros, pues su objetivo era la subversión del orden y nada tenían que ver con los problemas de aquél barrio. Y, dos, como no podía ser menos no desaprovechó la ocasión, tras esa mentira y apoyándose en ella, para señalarnos la necesidad de aprobar la represora Ley de Seguridad que prepara el gobierno en la certeza, nos dijo, de que sería azote de sinvergüenzas y bálsamo protector de gente decente, incluso aunque fuera discordante. Esa entrevista, una auténtica joya del despropósito y la falsedad, se puede escuchar aquí: http://bit.ly/1k7zReg. En poco tiempo supimos que el Sr. Martínez era un portento del embuste, pues la propia delegación del gobierno en aquélla capital aclaró que de 46 detenidos en los disturbios, 44 residían en Burgos. Nadie había visto por Gamonal a los peligrosos nómadas, sin duda anarquistas infiltrados,  responsables de aquél desaguisado según el ínclito Martínez. Por lo que, para seguir la deducción falsificada del alto funcionario, si “su ley” hubiera estado vigente con seguridad que ancianos, infantes y amas de casa que participaron en las protestas (ver material gráfico que se muestra más arriba) hoy estarían presos bajo la amenaza de grandes condenas. A quienes hay que calificar de ambulantes es a los cientos de policías antidisturbios que llegaron hasta allí procedentes de Madrid y de alguna ciudad castellana (“Que se vayan, se vayan, se vayan / que se vayan, se vayan de aquí / que se vayan, se vayan, se vayan / a dar hostias a Valladolid”, cantaban jocosamente los peligrosos gamoninos que se manifestaban en su barrio).

Para mayor desaliento, pocos días después el propio Ministro del Interior incidió en el tema aportando que, sin que los protagonistas del desaguisado fueran trashumantes sino locales, se trataba de actuaciones de peligrosos extremistas conocidos por la policía. Patraña total la de este devoto de Santa Teresa de Ávila, pues su propio departamento tuvo que aclarar después que ninguno de los detenidos tenía antecedentes policiales (http://bit.ly/Lv1heR).

Resulta absolutamente imprescindible escuchar la reflexión de Almudena Grandes el día 17 de Enero sobre este tema. Su apreciación de que más bien pareciera que los agitadores están en la nómina del Ministerio del Interior no puede ser más acertada. Escuchad aquí: http://bit.ly/MrpxiT.

Pronóstico y tratamiento.

El primero malo y el segundo, hoy por hoy, por las vías establecidas y con estos mimbres, absolutamente ineficaz. Es decir que si aparece el síndrome habrá que esperar la defunción del paciente. A no ser que el sistema inmunitario se reactive, como en Gamonal, en la calle, con claridad, con decisión, con contundencia, actuando todos los linfocitos juntos, de forma que la agresión exterior no consiga  infectar todo el organismo.

Gamonal es un ejemplo de cómo hay que tratar estos procesos cuando se presentan. Hay que aborrecer la violencia, y eso hacemos cada día, pero no es cierto que este tipo de protestas no sirvan para nada. Lo que ha pasado en Burgos nos demuestra que las manifestaciones pacíficas dirigidas por los sanedrines del poder al dictado de sus amos y de los propietarios de los medios (que son los mismos), con falsedades y mentiras, no sirven para nada. A ver si nos entendemos, meses y meses de protestas pacíficas, como las que ya se venían produciendo en ese barrio sin que nadie hiciera nada y sin que una sola noticia transcendiera el ámbito local, son, y fueron,  inútiles. Si hubieran seguido en esa dinámica hoy nadie hablaría del Síndrome Gamonal y el bulevar andaría ya viento en popa. Tanto como las cuentas de resultados de Méndez Pozo, mientras que el alcalde Lacalle no quitaría ojo a la puerta giratoria.

Si Gamonal ha sido importante es porque, como en otros síndromes recientes (ya hemos puesto esos notables ejemplos: la paralización de la privatización de la sanidad pública madrileña, la huelga de la limpieza en Madrid, el 15M), el poder balbuceante, al torcer su brazo, nos enseña a todos cuál es el camino. Y cuál el tratamiento.

Pocos lo han contado tan bien como Javier Gallego (“Carne Cruda”, SER) en su post “Todos somos Gamonal”.  Oídlo aquí: http://bit.ly/1fWwvpi .


Lo digo y lo mantengo: tan bien contado está, que esa disertación ya se puede inscribir en el mejor tratado de patología social y política.

Manuel Díaz Olalla

Febrero de 2014

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